LOS UNIVERSOS PARALELOS,TIENEN UNA BASE MATEMATICA.

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ANTONIO UNGAR.

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ES TU MIRADA...

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EL GRAN POETA OCTAVIO PAZ.

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JORGE LUIS BORGES

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GABRIEL GARCIA MARQUEZ.

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LOS DETECTIVES SALVAJES

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EDUARDO MENDOZA.

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MIGUEL HERNANDEZ.

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UN DESNUDO.

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COLLAR DE CARACOLAS,PARA EL MUELLE QUE AMAMOS.

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JOSE LUIS DIAZ GRANADOS.

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RESEñADO EN EL DICCIONARIO LATINOAMERICANO DE POETAS.

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REVISTA MOLINO DE LETRAS NUMERO NUEVE.

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MI AMIGO EL CUENTO TOMO II

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PORTADA DE LA REVISTA TALLER LUNA Y SOL.

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LA PLAZA DE BOLIVAR EN CARACAS.

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PUBLICACION DEL TOMO I,DEL LIBRO MI AMIGO EL CUENTO.

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UNA POESIA TELURICA.

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LEON TROTSKY.

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UNA APROXIMACION A LA OBRA LITERARIA DE LA POETISA MEYRA DEL MAR.

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miércoles, 17 de noviembre de 2010

OCTAVIO PAZ..LA PALABRA ERGUIDA...

Octavio Paz:
la palabra erguida



Patricio Eufraccio Solano
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Nacional Autónoma de México.
eufracio@servidor.unam.mx


"busco sin encontrar, escribo a solas..."
Octavio Paz. Piedra de Sol.


Descubriendo a la poesía y su vehículo el poema, Octavio Paz escribe una frase que me parece afortunada: "La piedra triunfa en la escultura y se humilla en la escalera" (i). Este triunfo OP lo atribuye al acto poético. La humilde labor de la piedra de soportar los pasos en una escalera no contiene en sí la revelación poética. En cambio, la escultura, piedra igual que el escalón, tiene un valor agregado, el valor poético. El libro El arco y la lira, representa el intento de OP de demostrar que todo en el mundo está tocado de poesía y por ella puede y debe explicarse. La tarea de demostración es inmensa. ¿Lo logra?

El arco y la lira es un libro atractivo de estudiar. Lleno de conceptos, plagado de reiteraciones y puntos y contrapuntos de vista, resulta ser un texto revelador de las obsesiones, anhelos y características discursivas de OP. El libro es demasiado vasto para agotarlo de una vez, por lo que es necesario elegir algunas de sus partes para tratarlo a fondo y no perderse en su contenido. Destacan a mi juicio dos elementos: uno, la poesía es un más allá, una otredad, y dos, la vida —y por ende la poesía— es un equilibrio de los contrarios. Estos dos conceptos, la otredad y los contrarios, me sirven para abordar el texto y realizar su análisis.

Antes de comenzar y como testimonio del universo de su contenido, repasaré brevemente el índice de El arco y la lira ya que éste nos indica el peregrinar que OP realizará por el mundo poético.

El libro se divide en cuatro rubros —y en cada uno de ellos varios capítulos— y un epílogo. Inicia el primer rubro, Introducción, con el análisis preparativo de lo esencial, la materia prima: poema y poesía. Este primer capítulo es de generalidades, pero desde la primera línea se manifiesta lo que se tratará a lo largo de todo el libro: "La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo... El poema es un caracol en donde resuena la música del mundo y metros y rimas no son sino correspondencias, ecos, de la armonía universal"(p. 13).

En el segundo rubro, El poema, se entra de lleno en materia. Lo primero que tratará es El lenguaje: "La historia del hombre podría reducirse a la de las relaciones entre las palabras y el pensamiento"(p. 29). De ahí pasará a El ritmo: "La célula del poema, su núcleo más simple, es la frase poética. Pero, a diferencia de lo que ocurre con la prosa, la unidad de la frase, lo que la constituye como tal y hace lenguaje, no es el sentido o dirección significativa, sino el ritmo"(p. 51). Después, las diferencias entre Verso y prosa: "Valéry ha comparado la prosa con la marcha y la poesía con la danza" (p.69). Finalmente en este segundo rubro La imagen: "Cada imagen —o cada poema hecho de imágenes— contiene muchos significados contrarios o dispares, a los que abarca o reconcilia sin suprimirlos" (p. 98).El tercer rubro La revelación poética, es a mi gusto es más pleno, ya desde su título que agrupa todos los significados de revelación: algo que se nos confía como una gracia, algo que estando oculto para los demás nos es permitido ver, un destello que en su breve momento nos permite ser una unidad con lo fugaz. Los capítulos del rubro hablarán sobre esto. La otra orilla: "La experiencia de lo sobrenatural es experiencia de lo Otro... Lo Otro es algo que no es como nosotros, un ser que es también el no ser"(p.129). Continúa con La revelación poética: "La palabra poética... es la revelación de sí mismo que el hombre hace de sí mismo" (p. 137). Por último en este rubro La inspiración: "El acto de escribir poemas se ofrece a nuestra mirada como un nudo de fuerzas contrarias, en el que nuestra voz y la otra voz se enlazan y confunden... En esta ambigüedad consiste el misterio de la inspiración"(p. 159).

El cuarto rubro trata Poesía e Historia. Comienza con La consagración del instante: "El poema es un tejido de palabras perfectamente fechables y un acto anterior a todas las fechas: el acto original con el que principia toda historia social o individual; expresión de una sociedad y, simultáneamente, fundamento de esa sociedad, condición de su existencia" (p. 186). Sigue con El mundo heroico: "Desde su nacimiento la figura del héroe ofrece la imagen de un nudo en el que se atan fuerzas contrarias. Su esencia es el conflicto entre dos mundos. Toda la tragedia late ya en la concepción del héroe"(p. 199). Continúa con La ambigüedad de la novela: "El carácter singular de la novela proviene, en primer término de su lenguaje. ¿Es prosa?" (p. 224). Termina el rubro con El verbo desencarnado: "Movido por la necesidad de fundar su actividad en principios que la filosofía le rehusa y la teología sólo le concede en parte, el poeta se desdobla en crítico" (p. 234).

El Epílogo se llena con un sólo capítulo: Los signos en rotación: "Plantado sobre lo informe a la manera de lo signos de la técnica y, como ellos, en busca de un significado sin cesar elusivo, el poema es un espacio vacío pero cargado de inminencia" (p. 264).



La identidad de los contrarios

Octavio Paz se asume ante todo poeta, pero miente; más bien, se engaña; mejor aún, se encubre, se emboza en esta aseveración para confundir y diluir en la máscara del poeta su rostro de ensayista polémico y dogmático, sabroso e irritante, misérable como lo definió en alguna ocasión Margo Glanz. Si es poeta desde siempre, también es ensayista desde siempre. Esto último no lo confiesa con la misma soltura que su ser poeta pero sus escritos compilados en el libro Primeras letras (ii) así lo atestiguan. No obstante prefiere pasar por un poeta que acaso al descuido toma el camino de la prosa como un puente entre poema y poema. Algo así como una complementariedad de los contrarios: poema y ensayo. El uno, palabra erguida en la que su mayor desafío es la forma: la estética, el otro, también palabra erguida pero en la que su mayor desafío es el fondo: la ética. Lo cierto es que estos puentes ensayísticos son más que un tramado de piedras y tablas que unen dos orillas y mucho más que un desenfadado reflexionar para ocupar la mente mientras se pare un poema. Sus ensayos son una compleja estructura, a decir de unos y una monumental farsa, a decir de otros. Un plagiario o un innovador según se sea crítico o cofrade, pues cultiva de ambos. Sin embargo, lo cierto es que Octavio Paz es ensayista al unísono que poeta. Es OP un punto poemático y reflexivo donde se fusionan los contrarios. Tanto los contrarios que tiene en sus sentimientos y obsesiones, como aquellos que provoca entre sus contemporáneos, contrarios de alabanza y vituperio, que él produce con su arte y actitud.



La contrariedad habla de una obsesión; de una obsesión por dilucidar las obsesiones. Obsesiones que OP las aborda como contradicciones que se complementan. OP se aproxima a sus obsesiones una y otra vez. Las toma y retoma en sus poemas y ensayos en forma reiterada. Bien podrían enmarcárseles, aun a riesgo de ser esquemático, en algunos temas: la soledad, la otredad, la identidad, la tradición, la ruptura, la poesía. Los temas son tratados en forma paralela tanto en el verso como en la prosa. Esto es notorio con el concepto de la otredad que es abordado, entre otros sitios, en el poema "Piedra de sol" (iii) y en el ensayo El arco y la lira (iv):

Dice finalizando el poema:
la vida no es de nadie, todos somos
la vida —pan de sol para los otros,
los otros todos que nosotros somos—,
soy otro cuando soy, los actos míos
son más míos si son también de todos,
para que pueda ser he de ser de otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son yo si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros... (v)

A su vez dirá en el ensayo:

El pensamiento oriental no ha padecido (como el occidental) este horror a lo "otro", a lo que es y no es al mismo tiempo. El mundo occidental es del "esto o aquello"; el oriental, el del "esto y aquello" y aun el de "esto es aquello". Ya en el más antiguo Upanishad se afirma sin reticencias el principio de la identidad de los contrarios: "Tú eres mujer. Tú eres hombre.. Tú eres el muchacho y también la doncella. Tú, como un viejo, te apoyas en un cayado... Tú eres el pájaro azul oscuro y el verde de ojos rojos... Tú eres las estaciones y los mares". Y estas afirmaciones las condensa el Upanishad Chandogya en la célebre fórmula: "Tú eres aquello". (vi)
Como dije las obsesiones de Paz tienen nombre y concepto: la soledad, por ejemplo, insalvable y recurrente en El laberinto de la Soledad (vii)existe desde su niñez según lo confiesa en Itinerario (viii) cuando cuenta que uno de los tres momentos que lo marcaron es aquel que siendo tan sólo un "bulto infantil" se encuentra perdido "en un inmenso sofá circular de gastadas sedas, situado justo en el centro de la pieza" de la casa de su abuelo Irineo, en Mixcoac. La soledad así contada se antoja orgánica, elemental y desgarradora del inválido, indefenso ser que somos cuando niños. Soledad a pesar de estar rodeado de la gente, los gritos y risas de una fiesta familiar donde se es el benjamín. Lo cito para mejor comprender este punto y de paso escuchar su prosa de poeta:

Hay un ir y venir de gente que pasa al lado del bulto sin detenerse. El bulto llora. Desde hace siglos que llora y nadie lo oye. Él es el único que oye su llanto. Se ha extraviado en un mundo que es, a un tiempo, familiar, remoto, íntimo e indiferente. No es mundo hostil: es un mundo extraño, aunque familiar y cotidiano, como las guirnaldas de la pared impasible, como las risas del comedor. Instante interminable: oírse llorar enmedio de la sordera universal... No recuerdo más. Sin duda mi madre me calmó: la mujer es la puerta de reconciliación con el mundo. Pero la sensación no se ha borrado ni se borrará. No es una herida, es un hueco. Cuando pienso en mí, lo toco; al palparme, lo palpo. Ajeno siempre y siempre presente, nunca me deja, presencia sin cuerpo, mudo, invisible, perpetuo testigo de mi vida. No me habla pero yo, a veces, oigo lo que su silencio me dice: esa tarde comenzaste a ser tú mismo; al descubrirme, descubriste tu ausencia, tu hueco: te descubriste. Ya lo sabes: eres carencia y búsqueda. (ix)
En este punto no importa si el hecho fue real, lo importante es que en este fragmento Paz nos descubre algunas de sus obsesiones existenciales: la soledad, el laberinto, la vacuidad, la madre, el silencio, la carencia y la búsqueda. Obsesiones que demandan una identificación; una identidad poética y ensayística que se resolverá casi siempre entre los contrarios que los forman: soledad/compañía (El laberinto de la soledad); vacuidad/plenitud (Conjunciones y disyunciones); silencio/sonido(El arco y la lira). Estos contrarios en su enfrentamiento se complementan y este complementar se constituye en una caracteriza fundamental de la estructura de sus ensayos.



En ocasiones los contrarios no son exactamente una contrariedad sino una complementariedad. Una suma de elementos de un solo concepto. Como ejemplos notables el sexo, erotismo y amor en La llama doble (x); y el tratamiento del poema y la poesía en El arco y la lira y Los hijos del Limo (xi). En estos casos los contrarios son menos que eso y más bien un complemento. Pero un complemento que tiene cierto grado de contrariedad pues no es lo mismo y, mejor aún, no se encuentran en el mismo nivel el sexo, el erotismo y el amor; ni tampoco el poema y la poesía. En este último caso OP mira al poema como una estructura, mientras que a la poesía como una revelación. Por ello dirá, como veremos al detalle más adelante, que la poesía está en toda manifestación artística que comunica un sentimiento de plenitud, entendiendo por manifestación artística lo mismo un cuadro, que una escultura, que una sinfonía y, por supuesto, los versos, mientras que el poema puede ser, tan sólo, producto de una hábil versificación pero carente de revelación.

Los contrarios necesitan identificarse, es decir, proporcionar identidad el uno al otro con la existencia separada y al mismo tiempo paralela de ellos. La luz no puede existir sin la oscuridad, el silencio sin el sonido, la soledad sin la compañía. Esta característica la toma Paz y hace derroche de ella. ¿Qué si por ello es más o menos socrático? ¿Si es o no válida esta forma de estructura reflexiva? ¿Si es demasiado simple? Quizá, en ese caso de sus escritos y poemas sólo nos quedaríamos con el tratamiento del idioma. Y, curiosamente es este punto, el tratamiento del idioma, el trato que de él hace OP, donde coinciden todos sus críticos señalándola como su mejor cualidad. Su idioma encanta —en sus dos acepciones de embrujo y agrado— a tirios y troyanos. No con ello pretendo justificar sus reiteraciones temáticas y sus aparentes o reales simplezas en el tratamiento de algunos temas, pero ¿qué son la literatura, la poesía y la ensayística, además de lo que son: sentimiento y reflexión? Sin duda: idioma bien tratado. Por lo tanto y sin por ello coincidir o aceptar las tesis de Paz, resulta importante conocerlo. En el caso de este texto en algunos pasajes de El arco y la lira.



Poesía de soledad y poesía de comunión

El libro titulado El arco y la lira, OP lo sitúa como una "maduración, desarrollo y en algún punto, rectificación" (xii) del texto publicado con el título Poesía de soledad y poesía de comunión (xiii). Este último texto está fechado en 1942; es decir cuando Paz tenía 28 años. El texto fue leído, según el propio Paz señala en la advertencia de la primera edición de El arco y la lira, durante las conferencias que se efectuaron con motivo del cuarto centenario del nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz. Resulta preciso, por lo tanto, conocer este primer texto antes de entrar a lo dicho en El arco y la lira.



En la introducción de El arco y la lira Paz señala que el libro se halla dividido en tres partes en las que responderá a tres preguntas: "¿hay un decir poético —el poema— irreductible a todo otro decir?; ¿qué dicen los poemas?; ¿cómo se comunica el decir poético?" (xiv) Bien, ¿cuáles de estas preguntas se encuentran ya en Poesía de soledad y poesía de comunión para que OP lo considere el antecedente de El arco y la lira? (xv)

En Poesía de soledad y poesía de comunión OP señala que el hombre ante la realidad recurrió en las sociedades arcaicas igual a la magia que a la religión como instrumentos para aprehender una parte de ella. Yo agregaría que aún hoy se recurre a ellas. Estos recursos —magia y religión— afines y confundidos en algún momento de su existencia echan mano del lenguaje, de los lenguajes para accionar. Por ello, Paz se pregunta: "la operación poética ¿es una actividad mágica o religiosa? Y se responde: " ni lo no ni lo otro. La poesía es irreductible a cualquier otra experiencia". (xvi)

Si tomamos ambos fragmentos de los libros concluiríamos que para OP, sí existe un decir poético: el poema, que es irreductible a cualquier otra experiencia. Sin embargo, es indispensable señalar la diferencia existente entre estos dos textos con los que he compuesto una respuesta: en el primero enumerado, el de El arco y la lira, Paz pregunta sobre la irreductibilidad del decir poético, o sea del poema, mientras que en el segundo fragmento de Poesía de soledad y poesía de comunión lo que asevera es que la poesía resulta irreductible a cualquier otra experiencia. Esto no pasaría de ser una nimiedad puesto que poema y poesía llegan a utilizarse sinónimamente sino fuera porque en El arco y la lira Paz hará una clara y tajante diferencia entre ambos, poema y poesía, ya que, como dije antes, al poema lo llega a ubicar, en los casos que no se logra la revelación poética, como una estructura rimada pero carente de poesía. Quizá en su contexto, ambos textos que he utilizado en la respuesta, uno escrito en 1942 y el otro en 1956, podrían pensarse en el sentido que OP se refería a lo mismo; es decir, que el poema en el que se logra la poesía es irreductible a cualquier otra experiencia. Si es así, la inquietud/obsesión de Paz sobre lo irreductible del lenguaje poético se rastrearía hasta "Poesía de soledad y poesía de comunión", constituyéndose con ello en una de sus obsesiones esenciales.

La segunda pregunta es una extensión, quizá más bien, una sutileza de la primera: si el decir poético es irreductible, qué dice este lenguaje. Qué dice es equiparable a qué comunica, qué provoca, qué produce, y también qué pide del lector, qué le demanda, qué le toma a cambio de su revelación. Si la experiencia de lograr la revelación de la poesía por el poeta es un acto de uno, el de ponerla al servicio del lector, poeta en constante génesis, resulta un acto de todos. Y muy pocas cosas pueden decir lo mismo para todos. De ahí que el decir de la poesía sea un decir único para cada lector. Pero también es un decir que se dialoga, que en su momento es diálogo del poeta o del lector con el poema. Al respecto, OP dirá en Poesía de soledad y poesía de comunión:

El poeta lírico entabla un diálogo con el mundo; en ese diálogo hay dos situaciones extremas; una, de soledad; otra, de comunión. El poeta siempre intenta comulgar, unirse (reunirse, mejor dicho), con su objeto; su propia alma, la amada de Dios, la naturaleza... La poesía mueve al poeta hacia lo desconocido. (xvii)

Sin embargo, este fragmento no aclara completamente si la inquietud del decir del poema se encuentra ya en Poesía de soledad y poesía de comunión. Líneas adelante en este texto dirá: "La poesía es siempre disidente" (xviii). ¿Acaso es que la poesía en su decir quiere comunicarnos/demandarnos una rebeldía? Pensar a la poesía como un vehículo de la disidencia es sin duda una de las "verdades" aceptadas por la humanidad. De ella emanan los poemas y poetas perseguidos o censurados. En Francia Los poetas malditos se apegan a esto como en México el grupo Contemporáneos harían lo propio: ser disidentes en y a través de la poesía. Aceptando esta aseveración replanteo la pregunta de Paz: ¿qué dice la poesía para que el poeta se considere un disidente? Paz formula parte de esta pregunta cuando interroga en Poesía de soledad y poesía de comunión diciendo: "¿Qué clase de testimonio es el de la palabra poética, extraño testimonio de la unidad del hombre y el mundo, de su original y perdida identidad?" (xix) Contestará que la poesía le dice al hombre sobre su identidad original. El hombre es ante todo poesía. Esta aseveración es uno de los conceptos fundamentales de la obra de Octavio Paz y —como veremos— uno de los ejes principales de El arco y la lira. Podríamos ahora concluir preguntando nuevamente : qué le dice la poesía al hombre: que él es poesía.

Finalmente vayamos a la tercera pregunta: si existe una irreductibilidad del decir poético, y éste nos dice algo, ¿cómo se comunica? Por supuesto que la comunicación se da a través del lenguaje, de las palabras y lo que estas contienen: ritmo, imagen y revelación. Sin embargo, esto que es tan claro en El arco y la lira, apenas se entrevé en Poesía de soledad y poesía de comunión. En este último existe un pequeño atisbamiento de cómo comunica el lenguaje. Lo hace cuando el mensaje anida en la conciencia y cae en cuenta de que lo trasmitido tan sólo es una parte de la realidad: "El hombre al enfrentarse con la realidad la sojuzga, la mutila y la somete a un orden que no es el de la naturaleza [...] sino el del pensamiento. Y así, no es la realidad lo que realmente conocemos, sino esa parte de la realidad que podemos reducir a lenguaje y conceptos" (xx). De tal suerte que se comunica lo que el lenguaje es posible de dominar y sujetar en su estructura. De aquí podría desprenderse que comunicar sólo es posible si el individuo conoce la estructura, es decir, el idioma. Y ¿es así? ¿Un analfabeta puede encantarse cuando escucha un poema? ¿Puede quedarse solamente con la imagen y el ritmo?



El texto Poesía de soledad y poesía de comunión se constituye como un antecedente del libro El arco y la lira. Un antecedente un tanto enclenque pero en el que se encuentran mencionados, algunos en forma clara y otros a vuela pluma, los elementos que constituirán el núcleo de El arco y la lira: los contrarios, la otredad, las diferencias entre poema y poseía y sus componentes. Sin embargo, el eje del texto Poesía de soledad y poesía de comunión está situado en la oposición entre magia y religión, realidad e irrealidad contenida en el poema. Por su parte ya en El arco y la lira, los ejes son más definidos: la poesía es un más allá, una otredad, que a través de la revelación poética que nos permite el idioma (una especie de estado de gracia fugaz y gozoso), podamos entender el principio del mundo: el hombre es ante todo poesía.

Como dije, en El arco y la lira OP se empeñará en demostrar que este principio del mundo es una verdad inamovible y perenne

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