LOS UNIVERSOS PARALELOS,TIENEN UNA BASE MATEMATICA.

LOS UNIVERSOS PARALELOS,TIENEN UNA BASE MATEMATICA.
UNA LINEA DE TIEMPO, COMO UN ARBOL QUE CRECE Y SE BIFURCA INFINITAMENTE.

ANTONIO UNGAR.

ANTONIO UNGAR.
PREMIO HERRALDE DE NOVELA 2010.

ES TU MIRADA...

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CAYENDO SOBRE EL VALLE...

EL GRAN POETA OCTAVIO PAZ.

EL GRAN POETA OCTAVIO PAZ.
EL POETA DE LA OTREDAD..

JORGE LUIS BORGES

JORGE LUIS BORGES
POEMAS DE LA MONEDA DE HIERRO..

GABRIEL GARCIA MARQUEZ.

GABRIEL GARCIA MARQUEZ.
COMO COMENCE A ESCRIBIR..

LOS DETECTIVES SALVAJES

LOS DETECTIVES SALVAJES
ROBERTO BOLAñOS.

EDUARDO MENDOZA.

EDUARDO MENDOZA.
PREMIO PLANETA 2010.

MIGUEL HERNANDEZ.

MIGUEL HERNANDEZ.
POESIA,QUE NO CESA!!

UN DESNUDO.

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OBRA DE RENOIR.

ENRIQUE LIHN

ENRIQUE LIHN
EL GRAN POETA CHILENO.

COLLAR DE CARACOLAS,PARA EL MUELLE QUE AMAMOS.

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ANTOLOGIA TEMATICA.OH PUERTO COLOMBIA!!

JOSE LUIS DIAZ GRANADOS.

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UN GRAN POETA.

RESEñADO EN EL DICCIONARIO LATINOAMERICANO DE POETAS.

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LIBROS Y LETRAS.

REVISTA MOLINO DE LETRAS NUMERO NUEVE.

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MICROCUENTO UNA SOMBRA.

PAISAJES AMERICANOS.

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ASHER B.DURAN.

MUJER EN EL JARDIN.

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DE CLAUDE MONET.

MADAME BOVARY

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AUTOR FLAUBERT.

PABLO NERUDA.

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UN POETA UNIVERSAL.

ESCRITOR COLOMBIANO, DE LA COSTA CARIBE.

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MAURICIO PABON LOZANO.

PARLAMENTO NACIONAL DE ESCRITORES DE COLOMBIA.

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UN COMPROMISO CON EL PAIS Y LA LITERATURA.

PASEO DE BOLIVAR EN BARRANQUILLA.

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ESTATUA DEL LIBERTADOR.

MI AMIGO EL CUENTO TOMO II

MI AMIGO EL CUENTO TOMO II
PUBLICACION DE MIS TRABAJOS LITERARIOS.

PORTADA DE LA REVISTA TALLER LUNA Y SOL.

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PUBLICACION DE MIS TRABAJOS LITERARIOS.

LA PLAZA DE BOLIVAR EN CARACAS.

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SIMBOLO DE LA UNIDAD LATINOAMERICANA.

PORTADA DE LA REBELION DE LAS RATAS.

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DE FERNANDO SOTO APARICIO.

TALLER LITERARIO LA URRAKA.

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UN UNIVERSO PARA COMPARTIR LA LITERATURA.

PUBLICACION DEL TOMO I,DEL LIBRO MI AMIGO EL CUENTO.

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PUBLICACION DE MIS MICROCUENTOS.

UNA POESIA TELURICA.

UNA POESIA TELURICA.
PAUL ELUARD.

LEON TROTSKY.

LEON TROTSKY.
FOTO TOMADA EN EL FRENTE POLACO.

UNA APROXIMACION A LA OBRA LITERARIA DE LA POETISA MEYRA DEL MAR.

UNA APROXIMACION A LA OBRA LITERARIA DE LA POETISA MEYRA DEL MAR.
AUTOR.CESAR MOLINA CONSUEGRA.

ALI CHUMACERO.

ALI CHUMACERO.
EL GRAN POETA MEJICANO.

HASTA SIEMPRE LUIS VITALE!!

HASTA SIEMPRE LUIS VITALE!!
TE QUEDARAS CON NOSOTROS!!

martes, 31 de agosto de 2010

UNA SOMBRA.

Tomo al pie de la letra,las indicaciones y sugerencias de la television mediatica,la misma que vende hamburguesas y gaseosas,alli le decian que los fantasmas no pueden tocar a nadie!!....estaba con insommio,se levanto de la cama perezosamente,se puso las sandalias,y camino hacia el pasillo que va al balcon exterior del apartamento,placidamente encendio un cigarrillo,y admiraba abstraido la cuadricula de la gran ciudad,cuando vio delante de el, una sombra proyectada,cuando miro sorprendido,ya era tarde...la calle se acercaba,a el ,a miles de metros por segundo,y sentia que flotaba en el vacio!!

sábado, 28 de agosto de 2010

MINIATURA SALVAJE.CUENTO

lunes 20 de julio de 2009
Miniatura salvaje

por Salvador Fleján
http://cuatrocuentos.wordpress.com/. 07.04.2009





a Judit Gerendas, por los recuerdos floridos





Roberto Bolaño, alberca del Hotel Ávila, Caracas, julio de 1999. Puede que todo haya sido culpa de Domingo Miliani, aunque visto los acontecimientos lo más probable es que no sea cierto. Sin embargo (y ahora que me lo pienso detenidamente): ¿a quién demonios puede importarle ese detalle?

A propósito, y lo que sigue a continuación tendría que ir entre paréntesis: Domingo Miliani es uno de los pocos genios que conozco. Los otros, los demás, son poetas. Pero Domingo Miliani no. Domingo Miliani es ensayista. En él, me parece, se concentran todas las utopías a la que aspira el escritor latinoamericano. ¿Qué veo cuando veo a Domingo Miliani? Veo a un hombre valiente e inteligente, veo a un hombre bueno. Pero ahí está que no le hicimos caso. Entre otras razones porque no le hemos hecho caso a nadie, salvo a Rimbaud y Lautremont. No hacerle caso a Miliani, como es obvio deducir, acarreará consecuencias. ¿Cuáles? La verdad no las tengo muy claras. Sin embargo, y cuando me pongo a pensar en ellas, las palabras “horror” y, específicamente “catástrofe”, me vienen a la mente como un tren descarrilado.

El asunto es que estaba aquí, al borde de esta alberca esperando a Miliani cuando los vi aparecer. Eran tres. De lejos parecían tres fantasmas o tres presidiarios. A medida que se acercaban ya no parecían fantasmas ni convictos sino ángeles exterminadores. Me preocupó no llevar efectivo conmigo en ese momento. Pero no era dinero lo que en realidad pretendían, aunque eso lo sabría más tarde. En un acto reflejo, que en otras circunstancias pudo haberme costado la vida, me palpé los bolsillos del saco en busca de un traveler check conciliador. Mis dedos, empero, toparon con los blisters vacíos de mis medicinas. Eso me recordó el motivo por el cual estaba solo delante de aquella alberca: antes del viaje, había olvidado abastecerme lo suficiente de mesalazina e inositol. Me angustiaba no poderlos conseguir acá y esa aprensión se la había transmitido irresponsablemente a Domingo Miliani que, sin un ápice de sorna, me dijo que Venezuela no estaba en el continente africano. Que ya vería él qué podía hacer por mí.

En ese momento no quise ser descortés con mi anfitrión y replicarle que no se trataba de un problema de “continentes”; que si así fuera, hasta en el mismísimo continente europeo era difícil conseguir no tanto la mesalazina y el inositol, que ya era una odisea, sino el ácido ursodesoxicólico que, si a ver vamos, es lo que me mantiene en pie. En fin, en eso pensaba cuando el trío me rodeó. ¿Tendrá tiempo para nosotros?, dijo el que parecía el líder del grupo. Lo dijo con una cortesía divorciada de su aspecto. Acto seguido hizo la presentación de los otros dos que lo acompañaban. Aquí vale la pena detenerse un momento. Bien mirados, el par en cuestión recordaba a esos actores de vodevil de los años treinta. El más alto, al que llamaban “Tonelada”, era monstruosamente gordo, tenía rostro de bebé malévolo y afectaba una media sonrisa que podía significar muchas cosas. El otro era moreno, de pelo muy crespo y pronunciaba las erres como un andaluz, aunque resultaba evidente que no lo era. Se llamaba Jacobo. No era tan bajo, pero al lado del otro parecía un enano de circo. Sin mucho rodeo dijeron (aunque en realidad quien habló fue el Jefe) que necesitaban llevarme a un lugar donde me harían entrega de un “reconocimiento”. Huelga decir que no creí ni una palabra. Pero el que fungía de líder insistió con tal vehemencia que de haberme negado no sé qué hubiera pasado. Lo digo sobre todo por el gordo, que ya se había colocado a un costado mío y al que podía sentirle una respiración afanosa, como de rinoceronte herido. Para ganar tiempo (y cuando recuerdo esto no sé si reír o llorar) les argumenté que antes tenía que avisarle a mi mujer. Fue una reacción imbécil, eso no necesito justificarlo, pero fue lo único que se me ocurrió. “No tenemos tiempo, señor Bolaño”, dijo el Jefe y fue cuando sentí la mano de Tonelada sobre mi hombro.

Gritar como un poseso y pedir auxilio fueron opciones que barajé secretamente mientras caminábamos. Pero a medida que sentía la inercia de aquella mano en mi hombro, esa posibilidad languideció en el lago sin fondo donde van a parar todos los deseos incumplidos. Por otra parte, tampoco creo que sirviera de mucho. Una razón práctica me asiste: en la alberca -y con mucha probabilidad en todo el hotel- no había un alma a esa hora de la tarde.


Estúpidamente me tranquilizó que el grupo no utilizara el protocolo de vendarme los ojos antes de introducirme en el coche. En ese sentido existieron diez razones prácticas para no hacerlo, aunque demorarme en ello me parece una soberana tontería.

Lo que sí merece atención, o por lo menos un minuto de nuestra atención, era el coche. Parecía sacado de una película posnuclear de bajo presupuesto. Estaba pintado de un color impreciso que podía ir del azul metalizado al azul de metileno. Gastaba llantas demasiadas anchas y un letrero desleído anunciaba la palabra “taxi” de un modo precario encima del techo. La tapicería de los asientos -que recuerdo roja-, era de un tejido extraño. Sin ningún problema podría haber sido terciopana, gamuza o peluche. En todo caso lo que sí recuerdo con suma nitidez era su sensación al tacto: algo entre ilegal y lujurioso, como una poltrona de burdel.

También me tranquilizó, aunque más bien debí preocuparme, el montón de copias mimeografiadas de lo que presumí era un fanzine literario. “Si son poetas no corro peligro”, pensé con candidez. Pero a la vez colegí que si alguien era capaz de bautizar una revista con el nombre de “El Proxeneta” nada bien podía andar de la cabeza. Esto lo confirmé cuando le pregunté al tal Tonelada si podía echarle un vistazo a uno de los ejemplares. La mole ni siquiera volteó a mirarme. “Es una sorpresa para el acto”, intentó explicarme el Jefe mientras trataba de encender el coche.

Cuando finalmente nos pusimos en marcha, ya el sol se había ocultado y dentro del auto reinaba una oscuridad que sólo puede calificarse de alarmante. En dos intentos que hice por “aclarar la situación”, el Jefe lo único que dejó muy claro fue que no soltaría prenda hasta el momento del homenaje (usaba alternadamente las palabras “homenaje”, la palabra “acto” y en ocasiones la palabra “reconocimiento”, como si utilizara las palabras “ejecución” o la palabra “ajusticiamiento”).

“Nosotros también somos escritores, ¿sabe?”, dijo Jacobo, el moreno de las erres andaluzas. “Tonelada no escribe, eso se nota, ¿verdad? Pero él nos cuida. La gente como nosotros necesita de alguien que la cuide. Por eso lo tenemos. Estése quieto y todo bien. ¿Todo bien?”.

Mientras escuchaba esto, el taxi parecía flotar por las calles de Caracas. En Venezuela apenas tenía un par de días y era bien poco lo que conocía. Casi no había salido del hotel. Carolina, mi mujer, sufría aún los rigores del jet lag y el apetito lo había perdido por completo. Eso me tenía un tanto preocupado y tuve que hacer acopio de fuerzas para asistir a dos compromisos que la gente de Celarg me había pautado. En fin, la ciudad que se me ofrecía desde aquella cochambre rodante no era lo que yo hubiese querido llevarme de souvenir, pero así vinieron las cosas y así las recuerdo.

Desearía pensar que lo que alcancé a ver estuvo condicionado por el miedo, la oscuridad o el hambre que a esa hora de la tarde me asaeteaba. Pero eso sería salirme por la tangente. Si pudiera, me gustaría resumir todo lo visto en una sola palabra. Una “palabra-aleph”, si es que tal cosa existe. “Desamparo” sería una muy buena candidata, aunque me temo que la palabra correcta bien podría ser otra.


No sé en qué momento fuimos a parar a lo que supuse era el extrarradio de la ciudad. Creo que lo adiviné o lo intuí por la basura, por los esqueletos de coches abandonados y por los rostros fantasmales que se sucedían uno tras otro.

El caso es que nos detuvimos frente a una vivienda humildísima, casi una obra limpia. El Jefe y Tonelada se bajaron abruptamente del automóvil. Hubo en aquella acción algo infantil y, sobre todo, injustificado. Lo digo por lo que sucedió a continuación: se dirigieron mansamente a la casita y llamaron a la puerta con demasiada familiaridad. Una anciana asomó los ojos por el visillo y la conversación (si es que la hubo) dilató apenas unos instantes. Lo que sí logré ver con claridad fue la transa. La anciana, con una habilidad que sólo la práctica otorga, tomó los billetes arrugados de la mano del Jefe y casi al mismo tiempo hizo aparecer un pequeño envoltorio anaranjado. El Jefe, que no le iba atrás a la vieja en asuntos de dedos ágiles, guardó el paquetito en un bolsillo de su chamarra y se despidió con un gesto vago y secreto, como extraído de la masonería.

Mientras ocurría esto, Jacobo permaneció mucho tiempo en una postura extraña. En un principio creí que se estaba escondiendo, pero ¿de quién o de qué? Para mi sorpresa, lo que hacía Jacobo era otra cosa: registraba debajo de su asiento. En eso dilató, calculo, unos quince segundos, puede que menos. Cuando finalmente halló lo que buscaba, me fue difícil distinguir lo que sostenía en las manos. Pensé en un arma. Y ese pensamiento se concatenó directamente con otros dos. Por una parte pensé en Pollock, el pintor esquizoide. En Pollock y sus drippings. Pensé, también (y la asociación se me antojó natural), en Tarantino, el cineasta histérico. En Tarantino y sus parabrisas salpicados de masa encefálica, sangre y mierda. Pensé en todo eso. Pero aquello que sostenía Jacobo definitivamente no era un arma. ¿Qué sostenía Jacobo en sus manos? Ríanse, pero no era sino un viejo tocacintas. Uno de esos aparatos que obviamente ya no se consiguen en el mercado por la sencilla razón de que ya nadie utiliza casetes. ¿En qué momento las ensambladoras de autos dejaron atrás el tocacintas en favor del lector de CD? No lo sé y lo más seguro es que no llegue a enterarme jamás. Pero era eso, un viejo y jodido tocacintas del tipo extraíble, con su maraña de cables posteriores colgantes, como si se tratara de una medusa de utilería.

Jacobo ajustó el tocacintas en una oquedad perpetrada en el frontal de la consola en el preciso instante en que el Jefe y Tonelada abrían de nuevo las puertas del taxi.


El olor a mota dentro del coche por alguna razón me incomodó. No sabría decir por qué. Falta de costumbre, quizás. Pedí bajar unas de las ventanillas y sucedió igual que cuando solicité hojear uno de los ejemplares de El Proxeneta. Aunque esta vez no hubo argumentos y tampoco escuché las palabras “acto” u “homenaje”. Simplemente me ignoraron olímpicamente. Parecía como si les hablara a unas estatuas de sal. Entonces hice lo que se supone suele hacerse en estos casos: me recliné hacia atrás y traté de relajarme. Pensé en Carolina y en Lautaro. Pensé en el viaje a Santiago que emprenderíamos juntos tan pronto como acabara todo esto. También tuve otros pensamientos, pero esos no vienen al caso.


Creí que soñaba cuando comencé a escuchar la música. La sensación auditiva, como era lógico, quise atribuírsela al efecto “fumador pasivo”. Sin embargo, no tardé en caer en la cuenta de que la música no provenía de mí. Lo que escuchaba, muy a mi disgusto, era fruto de un fenómeno más mecánico que psíquico: Jacobo había insertado un casete en el tocacintas.

El Jefe comenzó a hablar:

—Lo que viene a continuación, señor Bolaño, es un juego— dijo mientras me escrutaba por el espejo retrovisor. Su voz sonaba pedagógica y amenazante, como la de una maestra de kindergarten sexualmente insatisfecha.

Miré a mi lado a ver si Tonelada participaría del juego: vi a un gigante benigno que babeaba por las comisuras. Comprendí, entonces, que mi custodio jamás sería capaz de hacerle daño a nadie, salvo a sí mismo.

Ignoro de dónde saqué valor para preguntar de qué se trataba el “juego”. Sin embargo no hubo tiempo de escuchar respuesta alguna: unos rotundos violines dirigidos por Domenic Frontiere me hicieron comprender que aquello, de alguna manera, no era un juego; por lo menos no en el sentido canónico. Intentaré explicarme: Domenic Frontiere (eso, con seguridad, lo sabe todo el mundo) es el compositor del tema incidental de la serie Los invasores. “Los invasores, 1967-1969”, repetí mental y estúpidamente.

La grabación, técnicamente hablando, no era de las que uno atesora en un archivo musical. El Jefe continuaba observándome por el espejo y en su rostro atisbé un mohín de impaciencia. Entonces lo dije: “Los invasores, 1967-1969”.

Reconozco que lo de las fechas fue un acto de vanidad, algo que, mire por donde se mire, no se me había exigido, pero sentí que había que decirlo y lo dije.

El verdadero juego comenzaría luego. Decir que hubo maña en colocar en seguidilla a Mannix, Petrocelli y El planeta de los simios en modo alguno es una justificación. Resultaba evidente que más allá del afán de confundir, el “mensaje” que se me quería enviar entrañaba algo más: Mannix y Petrocelli son melodías casi siamesas, podría decirse incluso que fueron grabadas una detrás de la otra y pagadas con un mismo cheque: idéntica sección rítmica, misma trompeta jazzeada, igual toque aventurero en la parte B de la pieza. Pero colocar a ambas al lado del apocalíptico Planeta de los simios, eso sin duda constituía una trampa. ¿Tenía algún sentido todo aquello? Ahora bien, quien quiera que hubiera dispuesto el orden de los temas (¿el Jefe, Jacobo, el azar?), sabía muy bien lo que hacía. Haber intercalado Misión imposible en el lote hubiese constituido un insulto al cerebro. Vuelvo a explicarme: las obras maestras no definen a un genio. A un genio lo definen sus imperfecciones. Rara vez arte y verdad son compatibles: Misión imposible no es sino el epítome de un genio y, el “epítome”, como se sabe, no es sino una suerte de decadencia gloriosa.

—Lalo Schifrin —dije.

También dije las fechas: Mannix 1967-1975. Petrocelli 1974-1976. El planeta de los simios (insólitamente una sola temporada: 1974). De las tres series, la que sin duda atraía mi atención era Petrocelli. Eso no es difícil de explicar. En los años en que la transmitían (aún vivía en la colonia Lindavista del DF) además de leer en exceso, también malgastaba demasiado tiempo mirando la televisión. Petrocelli me interesó por tres razones: 1) Anthony Petrocelli era un rico abogado de Harvard en el umbral de la jubilación. 2) Producto de las presiones de su mujer, manda a construir una fabulosa casa para el retiro de ambos. 3) Esa contingencia, no se sabe por qué, lo lleva a comprar un motorhome.

Pero aquí viene lo que hace de esa serie algo para el recuerdo: Petrocelli, un día cualquiera (quiero imaginar un día de verano, amarillento), pondrá en marcha su motorhome y, como un Peter Fonda senil en busca de su destino, se lanzará por todos los estados de la Unión al encuentro de algo que lo defina como ser humano. A cada pueblo que llegue, el veterano abogado se verá involucrado en una seguidilla de peripecias, juicios e investigaciones que lo harán sentirse útil a la sociedad y, por supuesto, a sí mismo. Petrocelli, entonces, se convertirá en un místico forense y su gran virtud será no saberlo. Eso era lo llamativo, lo inquietante o lo incandescente de Petrocelli, todo depende de cómo lo interpretaras.


Mis primeros malestares comenzaron cuando el taxi enfiló hacia una autopista ancha, oscura y ahíta de baches. Los estivales arreglos de Bill Conti atronaban por las cornetas al tiempo que mi colédoco esclerosado amenazaba con jugarme una mala pasada. Los opening themes de Conti, incluso para los oídos más descaminados, poseen ese aire decididamente burgués que resulta casi imposible no asociarlos con viñedos lujosos y mansiones de fábula. Pero ni aquello era la soleada California y tampoco nos adentrábamos en los límites de un rancho consagrado a la cría del Shorthorn: un letrero vial, con abolladuras de calibres imprecisos, dificultaban la lectura de la palabra “Guarenas”.

Desde hacía un buen rato sentía que el aire escaseaba dentro del coche. Esa sensación no me hubiese alarmado por sí sola de no haber venido acompañada de un dolor circunflejo que, ora se aposentaba en mi costado derecho, ora serpenteaba a través de mis costillas hasta enseñorearse en algún lugar de mi espina dorsal. Me debatía entre vomitar o responder, no sin vergüenza: “Dinastía, 1981-1989. Falcon Crest, 1981-1990”.

El taxi hizo dos amagos de apagarse antes de entrar en un camino de grava que luego, inopinadamente, se transformó en un pantano espeso. “Arena movediza”, pensé a despecho de los escépticos del Discovery Channel. Sin embargo el taxi, en una maniobra que me hizo sospechar de un oculto sistema de tracción, apenas si patinó antes de salir del atolladero.


Así anduvimos un trecho largo hasta que un bar apareció de pronto ante nosotros. Aunque en realidad el sitio no era más que una choza. Una edificación incapaz de desentonar en el corazón de Kenia, Luanda o Timor Oriental.

–Llegamos –dijo el Jefe y se frotó absurdamente las manos como si hiciera un frío tremendo. Yo, de buena gana, me hubiese echado una siesta encima de un iceberg.

En el bar había dos personas y mucho ruido. Una señora obesa trapeaba el piso con un vaivén inconsolable y tenaz. Con decisión, intenté seguir hasta el baño. Tonelada me siguió y de pronto sentí que todos mis males y urgencias desaparecían como por arte de hechicería. Desistí y tomé rumbo a la barra. Fue peor. Un Kenny Rogers, mucho más delgado y cetrino, me encaró como si yo le debiese algo.

–Lo estábamos esperando –dijo aquel hombre y me condujo, ceremonioso, hasta una mesa en el fondo del tugurio.

El sitio, con algo de producción, hubiese subyugado a los buscadores de locación de Robert Rodríguez. Nunca la llamada “otredad” estuvo mejor representada. La rockola, colocada al lado de una tarima minúscula, lucía como el único rasgo moderno presente en el lugar. Las mesas, las sillas y hasta la barra parecían provenir de un siglo indeterminado y atormentado. A juzgar por la insistencia del doble de Kenny Rogers, tuve la sospecha de que el anisado era la bebida oficial del local.

El Jefe, Jacobo y Tonelada habían desaparecido por una misteriosa puerta lateral pero al rato reaparecieron acompañados de un tipo cojo y con facha de personaje de Dickens. “Un Uriah Heep tropical”, pensé encandilado por la guayabera de flores y los mocasines blancos.

–Señor Bolaño, conozca al promotor del evento –dijo el Jefe señalando con gesto versallesco al fulano de camisa estridente. El dolor en mi costado había retornado con fuerza y levantar la mano para corresponder el saludo sin duda le hubiera agregado más dolor al que ya existía. Opté por asentir con la cabeza; alternativa que juzgué la más clínicamente correcta.

Tonelada fue a la barra por las bebidas y esa fue la oportunidad de oro para escabullirme al lavabo. En el camino rogué por la improbable existencia de una ventana de escape. Sin embargo, ese tipo de giros sólo ocurren en las malas películas. Cuando entré, hube de toparme con la previsible fetidez de los baños sin ventilación.

Retorné a la mesa en peores condiciones de las que me fui. Afortunadamente, en mi ausencia, sucedieron algunos hechos que lograron serenarme. Las copias mimeografiadas de El Proxeneta reposaban sobre la mesa y fue entonces cuando las palabras “acto”, “homenaje” e incluso “evento” comenzaron a cobrar sentido. Sin pedir permiso, tomé uno de los ejemplares y comencé a examinarlo.

Los gustos de los editores eran eclécticos y rocambolescos, por no decir descabellados. Eso sin hacer mención del diseño, que poseía la extraña virtud de lo ingenuo y lo atroz concentrado en un mismo espacio. El único punto destacable radicaba en un hecho meramente accidental: la publicación andaba ya por su tercer número. Eso, si no constituía un logro, al menos calificaba como milagro.

–¿Qué le parece el proyecto, señor Bolaño? –preguntó el promotor cojo.
–Están muy bien los ensayos –dije refiriéndome a uno en específico y que en realidad era un plagio perpetrado a Letras Libres. Lo firmaba un tal A. Linares y estaba ilustrado con dos calaveras haciendo el 69. El artículo de fondo, como era de suponerse, lo habían consagrado a Los detectives… y en él abundaban los ditirambos zalameros y las erratas inverosímiles. En alguna parte, el entusiasta articulista había querido lucirse con la palabra “trogoldita”.

Como guinda, alguien colocó una foto -mal bajada de la Internet- que me hacía lucir como el personaje del Grito de Munch.

Acto seguido vendría uno de los momentos más absurdos de mi vida. En la tarima, y sin que yo me percatara de ello, Jacobo instaló un improvisado sistema de sonido y nos hacía señas para que nos acercásemos hasta allí. Me preocupó que el doble de Kenny Rogers ya tuviera el micrófono en las manos.

Es difícil esperar brevedad de alguien que comience un discurso con la amañada fórmula: “no soy un orador”. La siguiente media hora sólo serviría para confirmar ese prejuicio. Por otra parte (y el detalle puede resultar nimio), costaba ver a aquel personaje y no imaginarlo, al lado de Dolly Parton, subsumidos en una almibarada orgía country.

Cuando el hombre paró de hablar, yo no podía sostenerme más en pie. Pedí una silla pero ya nadie me prestaba atención: había llegado el momento del brindis y el grupo batallaba con el corcho de un tintorro que, ignoro cómo, fue a dar allí.

El líquido, de una extraña coloración sulfurosa, atravesaba las hojas mustias de El Proxeneta cuando tuve a bien desmayarme.


Que se sepa, la ciencia aún no logra determinar si es posible soñar en estado de absoluta inconsciencia. Todo el mundo sabe que los sueños son simples elaboraciones que requieren de un mínimo de alerta, de una bombilla o una antorcha encendida que nos guíe por esos abismos. Por ello resultó extraño, aunque no disparatado, que antes de despertar en los brazos de Tonelada me vinieran a la cabeza aquellas secuencias oníricas herederas, si no saqueadas, de alguna página de Rodrigo Rey Rosa. Aquí comparto una de ellas:

Se trata de B, asombrosamente –un ex amigo. Está sentado frente a una cámara de vídeo, mirándola fijamente. Levanta una pistola, se la pone debajo del mentón y dispara. Un desastre. Hay sangre y partículas de seso en el suelo, en la pared. Aparece una mujer (el ama de llaves) y comienza a limpiar la sangre (y lo otro) con un trapeador. La cámara gira para enfocar un televisor con videocasete. El ama de llaves enciende el televisor, introduce una cinta y la echa a andar. Aparece B. Está sentado frente a la cámara, y lee apologías del suicidio por distintos autores. Al terminar la lectura, levanta la pistola, que ha mantenido oculta, mira fijamente a la cámara, y todo empieza de nuevo.


Al cabo de un rato, que pudo ser quince minutos, pero también una hora, volví en mí sin el suficiente aplomo mental como para digerir lo que a continuación vería. El doble de Kenny Rogers cantaba algo de Leo Dan, sin la magia de Leo Dan. Al Jefe no lo veía por todo aquello y Jacobo discutía acaloradamente con el promotor. Tonelada, en un gesto que bien podía recordar a la Piedad, pero que en modo alguno era el de la Piedad sino el de un niño que abandona un juguete, me depositó en una descabalada silla en un rincón del salón.

De pronto, la música del karaoke cesó.

Alguien echó una moneda a la rockola y ésta emitió un rugido primario, como de mamut. Sin que viniera a cuento, comenzó a sonar una bella melodía que intuí folclórica o eso me pareció. Era fácil aislar el sonido de un arpa con las cuerdas muy tensas. El ritmo, por otra parte, era cadencioso y arrebatador, como si invitara a un sacrificio maya. Tonelada se colocó ambas manos en la espalda y de nuevo comencé a ponerme nervioso. Pero no había de qué preocuparse: eso apenas sería el prolegómeno de una extraña danza que mi custodio se aprestaba a obsequiarnos. En fracciones de segundo, el paquidermo torpe se metamorfoseó en una libélula ladina que correteaba por entre mesas y sillas, dando unos zapateos vigorosos que hacían estremecer el piso. La canción era una elegía a un caballo muerto. Un caballo al que había fulminado un rayo. De eso hablaba la letra y a medida que se acercaba el desenlace de la historia, Tonelada redoblaba sus zapateos con más y más fuerza. En un momento dado se detuvo, abrió los brazos y, como si fuera a planear, se dirigió directo a donde Jacobo. Se produjo, entonces, uno de esos silencios teatrales e incómodos. Ese tipo de instantes nefandos por los que suelen pasar los actores que olvidan sus parlamentos. Pero quizás eso sólo sucediera en mi imaginación. Tal vez no haya ocurrido momento fallido alguno puesto que no tardaron en trenzarse en un baile que desde mi atalaya percibí austero y hermoso. Un baile que, visto con buena voluntad, hubiese pasado por una danza tradicional, pero que si uno afinaba el ojo más de lo necesario podía advertir cierta tensión sexual.

En este punto, algo imprevisible ocurrió.

Cuando los representantes de la ley echaron la puerta abajo, Tonelada y Jacobo descansaban sus frentes apoyadas una encima de la otra. El gordo tenía asido a su pareja por la nuca y se susurraban palabras que yo adivinaba dulces. Cerré los ojos y quise estar en la Antártida. Intenté visualizar pingüinos, paisajes gélidos.

Tonelada y Jacobo cayeron al piso, como fulminados por el rayo que preconizaba la canción, sólo que el rayo había tomado la forma de una porra policial y en menos de lo que toma decir “chucha” el bar se había convertido en un pandemoniun. El Jefe y el promotor tardaron en aparecer y, cuando lo hicieron, éste último traía una herida sangrante en el mentón que le confería cierta dignidad trágica. Un policía de labio leporino y mirada astuta, pateaba al doble de Kenny Rogers con refinada crueldad detrás del mostrador.

Esperaba mi turno para la paliza cuando la señora del trapeador me hizo señales desde la cocina. Con más voluntad que esperanza me levanté de la silla y me dirigí hasta ella. Mientras lo hacía, un manto invisible pareció cubrirme en el trayecto.

La cocina era uno de esos lugares de los que es mejor olvidarse pronto si uno pretende comer con apetito el resto de la vida. La señora me tomó por el brazo como quien ayuda a un convaleciente y me condujo a través de un pasillo renegrido de hollín e impregnado de un olor que he tratado de obliterar sin éxito.

Cuando salimos al exterior, me sorprendieron dos cosas. Tres, para ser precisos. No estábamos en la parte norte del local sino en el sur. El taxi aún permanecía estacionado en el mismo sitio y ya el sol comenzaba a despuntar por entre unas colinas xerófilas y fantasmales. Una penosa luz blanca lo iluminaba todo.

La señora del trapeador volvió a desaparecer dentro la choza y mi sensación de desamparo rápidamente se transformó en terror. Entonces me puse a darle vueltas al coche en redondo. No sé qué pretendía lograr con aquella acción, pero de alguna manera eso me tranquilizaba. En esas estaba cuando el policía de labio leporino salió al descampado.

“Miliani no hubiera permitido que me pasaran estas cosas”, me dije a mí mismo, seguro de haber leído o escuchado algo similar en algún sitio.

Lo que siguió a continuación puede parecer confuso, pero trataré de ajustarme a los hechos.

Detrás del policía, a poca distancia, venía también la señora del trapeador. El policía traía una porra y malas intenciones. La señora un matero con flores que a esa hora de la mañana me fue imposible descifrar. Yo seguía dándole vueltas en redondo al taxi. El policía, como es lógico, logró darme alcance a las primeras de cambio. Pero la señora del trapeador no permitió que yo recibiera el primer porrazo: el matero que sostenía en las manos hizo diana en la nuca de mi agresor. El golpe era para dormir a un caballo, pero el policía apenas se atontó. En el ínterin, la señora del trapeador me deslizó un manojo de llaves. Por el dado de peluche supe de inmediato que eran las llaves del coche.

El dado había caído en seis.

Lo recogí, dudoso, de mi buena suerte.

El coche encendió al primer giro de llave. Entonces entendí que atravesaba por una buena racha. Las buenas rachas no suelen durar mucho: la mía duró hasta que recordé, espantado, que jamás había conducido en mi vida. Mi aprendizaje fue apremiado por dos detonaciones que hasta hoy desconozco dónde impactaron.

El resto fue una pesadilla de senderos bifurcados, pendientes espeluznantes y problemas con el motor. Pero lo más extraño fue la música que me acompañó en el trayecto. Cuando el coche encendió, sincronizadamente lo hizo también el equipo que Jacobo había instalado en el auto. Pude reconocer, entre muchos, algunos temas a los que jamás les hallé un autor confiable: Tres son multitud, Tierra de gigantes y hasta una versión en inglés de El Zorro que en el DF hubiesen odiado. Ese fue mi soundtrack hasta que estrellé el coche contra un container de basura.


Todo lo demás puede contarlo con mayor rigor Domingo Miliani, quien jamás creyó la historia que ahora cuento. Para él (y yo jamás le quité razón) lo mío tan sólo había sido un capítulo más de la leyenda del escritor loco latinoamericano. No me gusta la imagen del escritor loco latinoamericano. ¿Pero quién soy yo para estropearla?

LEYENDO LA REBELION DE LAS RATAS DE FERNANDO SOTO APARICIO.

LA REBELION DE LAS RATAS

TEMA Y ARGUMENTO GENERAL: Rudecindo Cristancho es un hombre humilde, del campo que llegó a un pueblo cercano llamado Timbalí a conseguir trabajo. Tenía una esposa embarazada y otros dos hijos. Cuando llegó conoció a Candida, una prostituta que les dio posada. Rudecindo consiguió trabajo en una mina de carbón, allí conoció a los otros mineros y mantuvieron una muy buena amistad. Desde el primer momento el se sintió muy abusado pero no dijo nada porque al final de cuentas era mejor ganar poco y trabajar como animales que no ganar nada y morir de hambre. Los norteamericanos explotaban de los ignorantes mineros pero alguien tenía que hacer algo. Después Rudecindo se fue llenando de ira y la huelga fue una realidad. Al final salieron exitosos.

PERSONAJES:

Principales:

Rudecindo Cristancho- Físicamente es un hombre alto, flaco y no muy fuerte. Tiene la espalda inclinada y de piel morena. De ojos caídos y manos largas pero flacas.

Es un hombre muy correcto. Al principio vivía en un mundo interior muy pacifico y calmado, con una vida calmada. Pero a medida de que estas injusticias con los mineros se cometen se va llenando de ira, de rabia y va pensando en ideas revolucionarias. No es muy inteligente, solo sabe contar hasta cincuenta y es muy reservado.



Pastora- Pastora es la esposa de Rudecindo y esta en embarazo. Una mujer hermosa, de ojos negros, con un rostro fresco y sano, con su cuerpo vibrante y erguido y con un olor de mujer plena.

Se conocieron e el campo en donde Rudesindo estaba colocado como jornalero. Es muy humilde y una buena mujer. Era el apoyo moral de Rudecindo.



María Helena- La hija mayor y todos le dicen Mariena. Tiene catorce años. Es muy hermosa, con trenzas hasta la espalda con los mismos ojos de su madre. De piel morena pálida.

Era muy tímida y muy sana. Se hacía respetar y le ayudaba mucho a su madre.



Francisco José- Era el hijo menor y le dicen Pacho. Tiene doce años y es igual de larguirucho a su papá. Era muy parecido a Rudecindo pero un poco mas acuerpado.

Al contrario que Rudecindo era alegre, emprendedor y también violento. En su alma infantil había un sentimiento de rebelión.



Paco Espinel- Un compañero de la mina, son muy buenos amigos. Es campesino igual que Rudecindo. Era alto y delgado.

Fue traicionado por su esposa que se fue con otro hombre y lo dejo con dos hijos. El no se deja explotar y sabe mucho del sindicalismo. Da las primeras ideas de una huelga.



Candida- Era la prostituta que les dio posada cuando llegaron. Era bonita morena. Era muy generosa y muy buena persona a pesar de ser prostituta. Les ayudo a conseguir empleo. Su rancho se lo quemo El Diablo.

Secundarios:



Roberto García- Es el alcalde del pueblo. Solo le hace caso a los ricos.



El diablo- Un hombre rico del pueblo. Muy autoritario y todos le tenían miedo. Mato a Joseto.



El capataz- El que supervisaba a los obreros. Los regañaba mucho y los trataba como animales insignificantes.



Mister Brown- El jefe de personal de la mina. Muy mala persona.



Don Joseto- El dueño de la tienda. Le fiaba a Rudesindo.



Grimaldos- Compañero de Rudecindo. Un día le dio una golpiza al capataz.



El Lechuza- Así le decían a otro minero, de los mejores amigos de Rudecindo.





TIPO DE NOVELA: Esta es una novela histórica porque es un lugar verdadero y además la historia fue verdadera. También es una novela costumbrista porque el autor le da mucha importancia al paisaje.



TIEMPO NOVELESCO: La historia dura aproximadamente 20 días. Desde que Rudecindo llega al pueblo hasta que la huelga termina.



TIEMPO DEL AUTOR: La historia fue escrita en 1961. Le tomo mas o menos 3 años para escribirla.



TIEMPO HISTORICO: En este momento en Estados Unidos John f. Kennedy quedo elegido. La guerrilla de las FARC ya tenía 11 años. Al dictador colombiano Gustavo Rojas Pinilla lo habían bajado del poder hace cuatro años, y Alberto Lleras Camargo asumió el poder.





ESPACIO NOVELESCO: El relato principal es en un pueblo de Antioquia llamado Timbalí. También ocurren hechos en la mina, el basurero, la cantina, la iglesia, el barrio rico de los misteres y la tienda.



ESPACIO DEL AUTOR: Fernando Soto escribió esta novela en Santa Rosa de Viterbo.







DESCRIPCIÓN DE LUGAR: “En el charco, ya casi definitivamente seco por el increíble verano, croaban las ranas. El viento que bajaban de los cerros, en donde aun ardía la actividad, agitaba los gajos de los árboles inmóviles de donde se desprendía, como un humo de opio, el polvo de óxido que cubría todo el valle. Pág.240



DESCRIPCIÓN DE PERSONAJE ( Rudecindo Cristancho): “ Era alto, delgado, de apariencia débil; la espalda inclinada siempre; los ojos bajos; la boca cerrada herméticamente; con las palabras justas para medio hacerse entender; las manos grandes, nervudas, descarnadas; largas y magras las piernas. Esto en lo físico. Y en lo intelectual, resignado hasta el sacrificio; pero no por heroísmo, sino por ignorancia.” Pág. 5



DESCRIPCIÓN DE SITUACIÓN: “Todas las dependencias de la compañía que dentro de unas horas estarían paralizadas por la huelga, por medio de la cual los mineros esperaban encontrar después la tranquilidad y la justicia.” Pág. 240





RESUMÉN:



Rudesindo Cristancho era un campesino que llego a un pueblo llamado Timbalí a encontrar mejores condiciones de vida para el y su esposa embarazada, una hija llamada Maria Elena de 14 años y pacho, el hijo menor de 12 años. Como no conocían a nadie y el único albergue que encontraron fue un rancho en el basurero. Ellos vivían con Candida, una prostituta a quien el Diablo le había quemado su casa. Rudesindo fue a conseguir trabajo pero la fila era muy larga. Llegaron las 12 PM. Y no atendían a nadie hasta el lunes. El lunes pudo conseguir un trabajo como minero de una mina de carbón. Rudesindo estaba muy feliz, pero desafortunadamente este trabajo resulto inhumano.

Candida llevo a Pastora, la esposa de Rudesindo a conseguir trabajo pero no consiguieron nada.

Como en la compañía pagaban cada diez días Rudesindo y su familia estaban aguantando hambre y nadie les prestaba plata. Afortunadamente Joseto, el dueño de la tienda les fió un poco de pan y mazamorra pero esto no les iba a alcanzar. Debido a esto a Pacho le tocó robar una alcancía de la iglesia, afortunadamente nadie se dio cuenta.

Rudesindo empezó a trabajar en la mina, el trabajo era inseguro, muy duro y además no les estaban pagando bien, pero de todas maneras esto era mejor que nada. Cada día se ganaban 4.50 pesos al día. Al llegar a la mina Rudesindo conoció a unos compañeros, Paco Espinel, El Lechuza y Grimaldos. Entraron en compañía del capataz, Rudesindo sentía mucho miedo. En el camino se dieron cuenta que la instalación estaba mala y tuvieron que desalojar. Mas tarde entraron y el capataz les explicó todo. Tendrían que trabajar 9 horas al día y se les pagaría 4.50 pesos. Todos los mineros tenían un numero, el de Rudesindo era el 22048.

Pasaron 8 días de duro y agotador trabajo. Los trabajadores se estaban sintiendo explotados y comenzaron una discusión. Lechuza propuso que pidieran un aumento, pero nunca se los iban a conceder, primero los echarían y conseguirían nuevos trabajadores. Llegó el capataz y los regaño. A un compañero le dio un ataque de tos y Espinel se acerco a ayudarlo. El capataz lo regaño y le dijo que no lo ayudara, Espinel no hizo caso y lo ayudo.

Mariena fue a donde Don Joseto, el dueño de la tienda para que le fiara un pan. En vez de hacer esto Joseto sedujo a Mariena. Mariena se asusto mucho y salió corriendo. Ya no tenían nada de que comer. Todavía tenían plata de la alcancía que Pacho se robo y con eso compraron comida.

Rudesindo no estaba contento con su trabajo y pensó en la idea de una revolución. Pensó que mientras los ricos extranjeros dueños de las minas bebían Whisky en los casinos los obreros bebían cerveza en las cantinas. Mientras los ricos vivían en lujosas mansiones, los mineros vivían en ranchos donde ni tenían servicios públicos y aguantaban hambre.

Mariena y Pacho estaban juntos en la calle y se encontraron con el Diablo, un hombre rico del pueblo a quien todos le tenían miedo. El Diablo la trato de besar, a Pacho le dio mucha rabia y le pego una apuñalada. A Pacho se llevaron a la cárcel.

Al día siguiente Rudesindo, Pastora y Mariena fueron a donde el alcalde Roberto García a que les soltara a Pacho, pero les dijo que no. Se fueron tristes y a la salida se encontraron con el Diablo, les pregunto que si les habían soltado a Pacho. Le respondieron que no y entonces el Diablo fue y hablo con el alcalde y soltaron a Pacho.

Ya era martes y era día de pago. Todos estaban muy felices hasta que fueron a cobrar. Les iban a descontar 20 pesos por prestaciones o algo así, Rudesindo no sabía porque. Rudesindo iba a dar 3 pesos de limosna a la iglesia para compensar un poco el robo. Como no les iban a pagar 45 pesos sino 25 solo iba a dar 2 pesos. Cuando fue a cobrar solo le dieron 16 pesos porque el solo había trabajado 8 días. Ahora si estaba triste y furioso de verdad. Escasamente iban a poder comer hasta la próxima semana y además no iba a poder dar ninguna limosna. Todos pensaron en formar un sindicato y hasta hacer una huelga. Todos estaban cansados, furiosos y algunos enfermos. Se fue hacía su casa triste y bravo. Lo invitaron a tomar cerveza.

Al otro día Grimaldos llego tarde y borracho. El capataz lo regaño y lo empezó a insultar. Le mando un puño pero Grimaldos le pego una golpiza tremenda. Al otro día Grimaldos ya no trabajaba mas en la mina.

Rudesindo llego a su casa y vio todo oscuro. Se pregunto si el bebé sería niño o niña, ojala que fuera niño pensó.

Mariena sentía una atracción por el Diablo, pero no, su familia se pondría furiosa.

Un rato después Pastora se fue a caminar por la quebrada y tuvo un accidente trágico. Se cayo y desafortunadamente perdió el bebé. Aunque era una mala noticia era un cargo menos para Rudesindo. Pastora también quedo muy herida. Candida le dijo a Mariena que fuera por un pan fiado. Ella fue y Joseto la sedujo otra vez. El Diablo los vio y mató a Joseto. El Diablo tuvo que escapar y ya era fugitivo.

Pasaron 5 días y la huelga era una realidad. No se oían maquinas ni nadie trabajaba. Nada bueno paso, irónicamente les aumentaron 1 hora de trabajo.

Después la huelga ya era mas seria y lograron lo que querían.

martes, 24 de agosto de 2010

EL FANTASMA.

La aguela Dorotea,siempre le habia dicho, que no se levantara a la media noche,a caminar por la casa,pues a esa hora un fantasma,estaba sentado en la mesa del comedor,haciendo pacientemente los nudos, a una sabana... a su lado un ejemplar del libro del APOCALIPSIS..pero pudo mas la curiosidad,camino en puntillas, se coloco en las espaldas del fantasma, con la intencion de asustarlo,cuando este se da media vuelta y enrolla la sabana en su cuello,sus ultimos gritos asustaron a todo el vecindario!!

domingo, 22 de agosto de 2010

LO QUE VIO LA MUJER DE LOB.

LO QUE VIO LA MUJER DE LOB.MICROCUENTO.

INVESTIGANDO LOS MANUSCRITOS APOCRIFOS, QUE PRECEDIERON A LA LEYENDA DEL GILGAMES,AHORA TENIA CASI LA CERTEZA DEL SITIO EN QUE LA MUJER DE LOB,VIO EL ROSTRO DE DIOS, Y ELLA QUERIA SABER QUE HABIA VISTO LA MUJER DE LOB.... TOMO LA CUESTA DE ASCENSO CON PASO FIRME,Y LLEGANDO A LA CUSPIDE DELL MONTE,ESCUCHO LA VOZ QUE LE DIJO NO DEBES CONTINUAR..Y NO MIRES HACIA ATRAS,POR QUE NADIE DEBE VER EL ROSTRO DE DIOS!!..PENSO EN QUE LA VIDA,DEBERIA SER UN PARAISO,Y NO UN JARDIN TAPIZADO DE ESPINAS QUE CAUSAN DOLOR,VOLTEO A MIRAR,Y SINTIO EL CAMBIO MOLECULAR DE SU CUERPO ,QUE SE TRANSFORMABA EN SAL..EL ROSTRO DE DIOS LLORABA!! Y DE NUEVO LA VOZ QUE LE DECIA,JAMAS DEBISTE SALIR DE TU PATRON DE ESPACIO TIEMPO,AHORA ERES ETERNA SIN VIDA!!

sábado, 21 de agosto de 2010

HOY SE CUMPLEN 70 AñOS DEL ASESINATO A MANOS DEL STALINISMO, DEL GRAN DIRIGENTE DE LA REVOLUCION RUSA ..LEON TROTSKY.


evolución de 1917 y Guerra Civil
Fundó un grupo llamado Mezhrayontsy (literalmente el "interdistrito de Petrogrado") con varios dirigentes socialistas: Adolf Joffe, Riazanov, Anatoli Lunacharski, Mijaíl Pokrovski y otros futuros dirigentes de la Revolución de octubre, que en 1913 (año de la formación del grupo), no eran ni bolcheviques ni mencheviques, como él.[7]

Es durante el tiempo previo a la Revolución de 1917 que dedicará sus esfuerzos principalmente a contactar con diferentes conspiradores revolucionarios y a defender sus ideas en disputas ideológicas.

El estallido de la Revolución de febrero le sorprendió en Nueva York, donde colaboraba para un periódico ruso. Consigue llegar en mayo a Rusia, asumiendo el control de la Organización Socialdemócrata Interdistrital e integrándose en el Soviet de Petrogrado (San Petersburgo). De esta forma se apartaba de su anterior neutralidad durante el exilio implicándose directamente con los bolcheviques en el proceso revolucionario. Gracias a su poderosa oratoria alcanza una enorme popularidad que le permite llegar a formar parte del Comité Central del partido bolchevique, en el que había ingresado en julio.

Trotsky apoyará totalmente la postura de Lenin en cuanto a la necesidad de derrocar al gobierno provisional surgido de la revolución de febrero y encabezado por el socialista moderado Aleksandr Kérenski. Así, sus esfuerzos se dirigirán a recabar apoyos para el movimiento bolchevique para el alzamiento previsto. Al tener Lenin que ocultarse, Trotsky asumirá la jefatura del Comité Militar Revolucionario, puesto desde el cual aportará al triunfo de la Revolución de octubre.


Trotsky dirigiendo a la Guardia RojaDurante la primera etapa de la Revolución, Trotsky se convierte en hombre de confianza de Lenin y éste le encomendará varias misiones. La primera será la de acabar la guerra con las potencias centrales. Será el encargado, como Comisario (Ministro) de Asuntos Exteriores, de firmar con los alemanes el llamado Tratado de Brest-Litovsk, paz que supondrá para Rusia una pérdida considerable de su territorio.

Seguidamente será nombrado Comisario de Guerra. Desde este puesto se encargará de la creación, promoción y dirección del Ejército Rojo, motivo principal de que los logros revolucionarios no se perdieran durante la época de la guerra civil (1918-1920) contra las fuerzas contrarrevolucionarias (potencias extranjeras y rusos blancos).

Los anarquistas acusan a Trotsky de reprimir cualquier movimiento de izquierda opuesto al oficial del Partido Bolchevique. Por ejemplo, al movimiento ácrata de Néstor Majnó en Ucrania o la rebelión de los marineros de Kronstadt en el Golfo de Finlandia.

[editar] Exilio
Miembro principal del Politburó después de Lenin, apoyaría a éste en sus principales innovaciones hasta que una apoplejía obligó a Lenin a apartarse de la política. En oposición a Trotsky, se unieron Grigori Zinóviev, Lev Kámenev y Stalin. Este agrupamiento, una vez que logró apoderarse de la dirección del Partido, acusó a Trotsky de cometer serias violaciones a la disciplina del partido, con el objetivo de debilitar sus organizaciones. En consecuencia Trotsky es primero destituido como comisario de guerra, luego apartado de la dirección del partido y posteriormente expulsado del mismo. Más tarde sería deportado a Kazajistán (Asia Central) y finalmente expulsado de la URSS en 1929.

Desde entonces, los ideólogos oficiales del régimen se encargaron de revisar la figura de Trotsky (llegando incluso a trucar fotografías originales con el fin de hacerle desaparecer, por ejemplo, del lugar que ocupaba junto a Lenin mientras éste pronunciaba un discurso) haciéndolo aparecer como un traidor, aunque el trabajo historiográfico posterior ha demostrado que no son ciertas las aseveraciones hechas contra él.

Durante sus años de exilio, Trotsky escribiría varios ensayos (la autobiografía Mi Vida, Historia de la Revolución rusa, La revolución traicionada) y artículos sobre temas de actualidad (estalinismo, nazismo, fascismo, la Guerra Civil Española). Desde su exilio también encabezaría la oposición comunista disidente, que formaría la IV Internacional.

Por otra parte, Trotsky empezaría un auténtico peregrinaje por diferentes países desde los cuales pudiera expresar públicamente sus críticas al estalinismo.


Grafiti en el Museo León Trotsky en la Ciudad de MexicoFinalmente, León Trotsky llega a México, tras una serie de gestiones realizadas principalmente por el pintor mexicano Diego Rivera ante el presidente Lázaro Cárdenas quien en 1937 le concede el asilo político. A su llegada el 9 de enero de 1937, Trotsky fue recibido en el puerto de Tampico por Frida Kahlo, esposa de Rivera y transportado hacia la ciudad de México a bordo del tren presidencial. Vivió en la "Casa Azul", morada de Frida y Diego en Coyoacán, hasta la ruptura política con este último, que se dio en 1939. En ese año, cambió su residencia a la Calle de Viena también en Coyoacán, donde vivió hasta el día de su muerte. En esa casa, Trotsky sufrió dos atentados, el primero de ellos ocurrido en mayo de 1940. Durante la madrugada del día del atentado, un comando de 20 hombres armados comandados por el pintor David Alfaro Siqueiros, logró penetrar a la casa con la complicidad de Robert Sheldon Hart, un guardaespaldas de Trotsky que era un doble agente. Los intrusos dispararon cerca de 400 tiros con armas de grueso calibre. El propio Siqueiros disparó contra el lecho donde dormían Trotsky y su esposa Natalia Sedova, sin lograr asesinarlos, pues lograron pertrecharse junto a una pared, al lado de su cama. Los guardias de Trotsky repelieron a los intrusos y estos tuvieron que huir sin lograr su cometido.

Unos meses más tarde, el 20 de agosto de 1940, Trotsky sufrió un segundo atentado en esa misma casa, que le costaría la vida.

[editar] Asesinato

Su tumba, en la Ciudad de México.Stalin había dado orden de asesinar a Trotsky y, Jotov, encargado de las operaciones contra éste en México, se valió de dos comunistas catalanes, Caridad y Ramón Mercader (madre e hijo), para llevar a cabo el plan. Asimismo, ayudaron dos mexicanos de izquierda, Vicente Lombardo Toledano y David Alfaro Siqueiros.

Aunque el palacete en el que vivía estaba fuertemente custodiado, Ramón Mercader (conocido con el alias de Jaques Mornard) lograría infiltrarse en su círculo ganándose la confianza de una de las secretarias de Trotsky, Silvia Ageloff, con la que incluso mantuvo un noviazgo formal premeditado y planeado para perpretar el magnicidio. Con el pretexto de que leyera un escrito suyo se acercó a Trotsky y mientras este leía le clavó salvajemente un piolet en la cabeza. El grito de Trotsky se escuchó como un estruendo en toda la casa, acudiendo rápidamente sus custodios pero no se pudo hacer nada.

León Trotsky moriría un día más tarde en un hospital de la Cruz Verde. Cabe señalar que a sus exequias, asistieron cerca de trescientas mil personas, en una ciudad que por aquel entonces apenas contaba con unos cuatro millones de habitantes.

[editar] Filmografía sobre Trotsky.

POEMA DILES NO A LOS AMERICANOS!!

Erasmo Magoulas (Desde Canadá. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)


A mi hermano Pirucho Duizeide


Cuando los americanos te brinden su ayuda
Diles no
Con esa ayuda vendrá
El veneno de un animal desconocido
El odio
La delación
La muerte
El soborno
La traición
El hambre y la sed
La tortura de precisión quirúrgica
El desprecio
El olvido y la desaparición
No te acordarás de tus hijos
Y tus padres no te reconocerán
Traerán el racismo crudo del sur de los Apalaches
O el enmascarado
En el solemne discurso de la academia bostoniana
Su superioridad moral
La mentira y toda su gama
De artificios para el engaño
Los idiomas todos
Serán envenenados
No te asesinarán
Tu cuerpo será contabilizado
Como otro daño colateral
El animal americano
Diles no
Vendrán a ayudarte con la 82 División aerotransportada
Y entonces sabrás de qué se trata su ayuda
Cuando estés razonablemente ayudado
Vendrán a ofrecerte soporte técnico-financiero
Unos hombres vestidos con la sonrisa de la Coca-Cola
Diles no
Traerán en sus portafolios los vericuetos jurídicos
Para el fraude y la estafa
En tan sólo horas verás tus ríos secarse
Y tus pájaros no podrán volar
Por el aciago arsénico que trae el progreso que te ofrecen
Diles no
Las abejas obreras dejarán de trabajar
Exhaustas por la niebla americana del 2-4-5 T y el Round Up
Comprenderás que el sol aún puro y noble como tu hermano
No es suficiente y no podrá ayudarte
El agua
La tierra
El aire
Ya se doblegaron
Y entonces vendrá el hambre
La desesperación y la huida a ninguna parte
En tu calamidad estarán presentes los americanos
Para brindarte más ayuda
Diles no
Si te rebelas ante la adversidad
Te volverán a ayudar con la 82 aerotransportada
Diles no
Porque esta vez como en la primera
Vendrán arrastrando la sangre y el dolor
Que el abuelo Custer y su Séptimo de Caballería
Les arrancaron al cheyenee Black Kettle y a todo su pueblo
Y tú serás el próximo Black Kettle
Diles no
Vendrán con sus manos
Levantando las cabezas cercenadas de los tagalos
Colgando como racimos violáceos
Sus trofeos
Vendrán los nietos de Arthur MacArthur
El gran cosechador de cabezas filipinas
Cualquier mínima dosis de lógica
Te indicará
Que ahora vienen por la tuya
Diles no
Vendrán a instruirte con sus historias de la Seguridad Nacional
A salvarte de posibles intromisiones extranjeras
A protegerte de la barbarie del colectivismo
A sugerirte que la violencia es mala consejera
A refrescarte el concepto de libertad
Y a que no te olvides que a Mamá Yunai
O como la llaman ellos The United Fruit Company
No se la toca
Diles no
Vendrán los hermanos Dulles casta de criminales
Para borrar de la faz de tu tierra
Cualquier vestigio de primavera
Diles no
Vienen con el látigo escondido
Para señalarte el camino de las plantaciones
La próxima espalda marcada podría ser la tuya
Diles no
Vienen con planes preparados en el Salón Oval
Cuando respirabas libre el aire puro de tus Andes
Y tus niños disfrutaban la copa de leche en sus escuelas
Sus planes hablaban de libertad
La libertad que les habías arrebatado
De empujarte nuevamente al socavón
Diles no
Vienen para una cacería
Vienen a emular a sus ídolos del terror
Vienen a reconcentrar en campos de exterminio
Al hermoso Victor hijo de tu Patria
Diles no
Vienen Kissinger y Friedman
Que no saben de canciones o de copas de leche
Y tu pequeño hijo (ese que acaricia la guitarra)
Puede ser el de las próximas manos cercenadas
Diles no
Cuando sus embajadores te quieran aconsejar
Diles no
Cuando algún compatriota les preste su oído
No cuentes con él
Diles no
Cuando te hablen de orden y armonía social
Prepárate para la defensa
Sincroniza la organización
Haz inquebrantable la unidad
Vendrán como una jauría
No contemplarán fronteras
Las callecitas de tu gran ciudad
Dejarán de tener ese misterio desconcertante
Para convertirse en pasillos
Donde un vecino y un compañero de trabajo
Ayer desaparecieron
Esta noche pueden venir por ti
Diles no
Vienen por la Quinta Frontera
Para arrestar a su antiguo colaborador
En negocios de armas y cocaína
Diles no
Vienen presurosos a salvarte del tirano
Te traen deseos de Merry Christmas
En medio de sus fuegos arficiales
Pregúntales a los fantasmas del Chorrillo
Esos que se esconden tras cartones y hojalatas
Los beneficios del navideño showbizz americano
Diles no
Si todavía tienes alguna intención
De no volverte una mancha oscura
Vaporizada sobre una pared
Diles no
Ahora te explicaré como es eso de decirles no
Mira tienes que conjurar en ese no
La resistencia de varias generaciones
De nada vale un no solitario
El ilusionismo y las apariencias juegan a favor de los americanos
Ellos son grandes maestros de la magia
De un lustroso sombrero de copa
Sacan las irrefutables pruebas
Los mapas
La brújula
El sextante
Un conejo peligroso para la paz mundial
La audiencia repite
“Un conejo peligroso para la paz mundial”
Diles no
Su compañía de espectáculos
Tiene hechiceros negros
Y taumaturgos orientales
Magos e ilusionistas caucásicos
Transformistas
Equilibristas
Y saltimbanquis
Diles no
Por ejemplo el no vietnamita los humilló hasta vencerlos
Ese no rotundo de 200 kilos se cargó en bicicletas chinas
Fue un no de millones de toneladas
Un no que cruzó ciénagas
Partió montañas
Acarició selvas con la ternura obstinada
De las hormigas
Caravana de milicias indestructibles
Debe ser el no de Nguyen Van Troi
Un no visceral que termine
Con la pretensión americana de ayudarte
Déjame darte otro ejemplo
No quiero que luego digas
Que te la pongo difícil
Ese no también puede ser escrito
Hay una tinta numerosa
Hay una tinta indeleble
Hay una tinta que grita entre los escombros
Para salvar la Patria y la salva
La metralla no da tiempo
Debes ser conciso
Un discurso que resuma todas las batallas
Un no que aniquile todas las dudas
Agigantado con la sangre
Vertical y poderoso
Una clave
Un nombre
Que salga de tu costado ametrallado
En los días de Girón
El no del miliciano Eduardo García Delgado
Fidel

domingo, 15 de agosto de 2010

CIEN AñOS DE SOLEDAD. GABRIEL GARCIA MARQUEZ.



Cien años de soledad

Cuenta la historia de la familia Buendía a lo largo de seis generaciones en el ...pueblo ficticio de Macondo. El pueblo es fundado por diversas familias conducidas por José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, un matrimonio de primos que se casaron llenos de presagios y temores por su parentesco y el mito existente en la región por el cual su descendencia podía tener cola de cerdo. Pese a ello, tuvieron tres hijos: José Arcadio, Aureliano y Amaranta (nombres que se repetirán en las siguientes generaciones). José Arcadio, el fundador, es la persona que lidera e investiga con las novedades que traen los gitanos al pueblo, y termina su vida atado al árbol hasta donde llega el fantasma de su enemigo Prudencio Aguilar con el que dialoga. Úrsula es la matriarca y jefe de la familia, quien vive durante más de cien años cuidando de la familia y del hogar. El pueblo poco a poco va creciendo y con este crecimiento llegan habitantes del otro lado de la ciénaga (terreno que rodea y aísla al pueblo del exterior, tal como sucede en su natal Aracataca, Colombia). Con ellos se incrementa la actividad comercial y la construcción en Macondo. Desafortunadamente, llegan también la peste del insomnio y la peste del olvido. La pérdida de la memoria obliga a sus habitantes a crear un método para recordar las cosas y Aureliano comienza a etiquetar todos los objetos para recordar sus nombres; no obstante, este método empieza a fallar cuando las personas también olvidan leer. Hasta que un día regresa Melquíades (el líder de los gitanos y amigo de José Arcadio) con una bebida magica para reestablecer la memoria que surte efecto inmediatamente, y en agradecimiento es invitado a quedarse a vivir en la casa. Cuando estalla la guerra civil, la población toma parte activa en el conflicto al enviar un ejército de resistencia dirigido por el coronel Aureliano Buendía (segundo hijo de José Arcadio), a luchar contra el régimen conservador o godos, como se les dice despectivamente. En el pueblo, mientras tanto, Arcadio (nieto del fundador e hijo de Pilar Ternera y José Arcadio) es designado por su tío jefe civil y militar, y se transforma en un brutal dictador, quien es fusilado cuando el conservatismo retoma el poder. La guerra continúa y el coronel Aureliano se salva de morir en varias oportunidades, hasta que, fatigado de luchar sin sentido, arregla un tratado de paz que durará hasta el fin de la novela. Después de que el tratado se firma, Aureliano se dispara en el pecho, pero sobrevive. Posteriormente, el coronel regresa a la casa, se aleja de la politica y se dedica a fabricar pescaditos de oro encerrado en su taller, de donde sale solamente para venderlos. Aureliano Triste, uno de los diecisiete hijos del coronel Aureliano Buendía, instala una fábrica de hielo en Macondo, deja a su hermano Aureliano Centeno al frente del negocio y se marcha del pueblo con la idea de traer el tren. Regresa al cabo de poco tiempo, cumpliendo con su misión, la cual genera un gran desarrollo, ya que con el tren, llegan también el telegrado, el gramofono y el cine. Entonces el pueblo se convierte en un centro de actividad en la región, atrayendo a miles de personas de diversos lugares. Algunos extranjeros recién llegados empiezan una plantación de banano cerca de Macondo. El pueblo prospera hasta el surgimiento de una huelga en la plantación bananera; para acabar con ella, se hace presente el ejército nacional y los trabajadores que protestan son asesinados y arrojados al mar. Después de la masacre de los trabajadores del banano, el pueblo es asediado por las llluvias que se prolongan por cuatro años, once meses y dos días. Úrsula dice que espera el final de las lluvias para finalmente morir. Nace Aureliano Babilonia, el último miembro de la línea Buendía (inicialmente referido como Aureliano Buendía, hasta que más adelante descubre por los pergaminos del misterioso Melquíades, una especie de mago Merlin, que su apellido paterno es Babilonia). Cuando las lluvias terminan, Úrsula muere y Macondo queda desolado. La familia se ve reducida y en Macondo ya no se acuerdan de los Buendía; Aureliano se dedica a descifrar los pergaminos de Melquíades en el laboratorio, hasta que regresa de Bruselas su tía Amaranta Úrsula, con quien tiene un romance. De este, Amaranta Úrsula queda embarazada y tiene un niño que al nacer se descubre con cola de cerdo; ella muere desangrada después del parto. Aureliano Babilonia, desesperado, sale al pueblo llamando de puerta en puerta, pero Macondo ahora es un pueblo abandonado y solo encuentra a un cantinero que le ofrece aguardiente, quedándose dormido. Al despertar se acuerda del niño recién nacido y corre a buscarlo, pero a su llegada encuentra que se lo están comiendo las hormigas. Aureliano recuerda que esto estaba predicho en los pergaminos de Melquíades y termina de descifrar la historia de los Buendía que ya estaba allí escrita con anticipación, encontrando que al terminar de leerlos, finalizaría su propia historia, su vida y con él, la historia de aquel Macondo, el cual desaparece en la noche de los tiempos para siempre....

GABRIEL GARCIA MARQUEZ.

domingo, 8 de agosto de 2010

EL ACOMODAMIENTO RAZONABLE,EN QUEBEC.

Un plan del gobierno de Quebec busca obligar a los nuevos inmigrantes a firmar una declaración diciendo que respetarán los valores comunes de Quebec,todo parece indicar que se trata,de un ardid político destinado a aumentar el apoyo para el gobierno de jean Charest de cara a una elección provincial, esto, aseguraron los opositores al nuevo plan. Los nuevos inmigrantes deberán firmar una declaración especial como parte de su proceso de solicitud de residencia en la provincia francófona, a esto se suman otras dificultades,de estigmatizacion y discriminacion hacia la comunidad negra,por parte de la policia. En este sentido es paradigmatico el asesinato de el joben inmigrante, Fredy villanueva,en Montreal Norte, y las requisas permanentes contra personas de color negro,o simplemente,con apariencia de inmigrante,bajo el supuesto,de desarrollar una seguridad preventiva en la provincia de quebec.

Muy pronto, los inmigrantes que estén aplicando para venir a Quebec necesitarán firmar, como parte de su proceso de inmigración, una declaración comprometiéndose a aprender el francés y el reconocimiento de que entiendan que el hombre y la mujer tienen iguales derechos y que los poderes políticos y religiosos son poderes separados.
La declaración será traducida, a varios idiomas para que los inmigrantes puedan entender lo que están leyendo, pero deberá firmar la versión en francés,a pesar de saberse de que las personas que llegan a este territorio,normalmente no entienden,ni hablan frances!!.
Cualquier persona que se niegue a firmar la declaración no será aceptada su solicitud, dijo la Ministro de Inmigración de Quebec, Yolande James, después de desvelar esta semana una serie de medidas diseñadas para ayudar a los inmigrantes a integrarse mejor en la sociedad de Quebec.
La declaracion,tiene elementos sumamente preocupantes,que no ocultan un marcado sello chovinista y discriminatorio.
Venir a Quebec no es un derecho, es un privilegio’, dijo James. ‘Si se niega a firmar la declaración, usted no será capaz de venir aquí’, aseguró.
James dijo que no prevé oposición a la declaración por parte de los posibles inmigrantes, porque probablemente ya tienen conocimiento de la sociedad de Quebec.
Cuando la gente quiere salir de su país y venir a Quebec, es porque ven la posibilidad de que Quebec tiene mucho para ofrecer’, aseguró.
Sin embargo, Ehab Lotayef, el vice-presidente de Parole Arabe, una organización de la comunidad árabe, dijo que la medida ‘es una jugada política para ganar votos, y yo espero que la mayoría de los ciudadanos puedan ver esto. Yo no sé que es lo que se puede lograr con esto. Estoy de acuerdo con que todos los nuevos inmigrantes deben aprender más sobre el lugar al que están llegando, pero este es un lugar que ya cuenta con una Carta de Derechos’, apuntó.
De igual forma, la directora de otra organización de Montreal que ayuda a los inmigrantes, dijo que cree que el nuevo plan está diseñado para apaciguar a un segmento de la población al que le preocupa que demasiados recién llegados no comparten los valores de los ciudadanos.
Me siento incómoda con hacer que las personas firmen esto’, dijo Anne Marie Rodrigues, directora del Centro de Acción Socio-Comunitario de Montreal.
James defendió la decisión de hacer que los posibles inmigrantes firmen la declaración, diciendo que los valores en que se basan son los principios de la Carta de Quebec de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales, y en la Carta de Lengua Francesa.
La pregunta del million,sigue siendo...si existe una carta de quebec de derechos humanos y libertades fundamentales,y una carta de la lengua francesa, por que razon, es necesario obligar a los nuevos inmigrantes a firmar una declaracion especial!!?
No obstante, admitió que no había mucho que el gobierno pudiera hacer si los inmigrantes se niegan a acatar los valores de Quebec una vez que ya están aquí.
Rodrigues dijo que no cree posibles que los inmigrantes se nieguen a firmar la declaración ‘porque quieren venir aquí’.
El promedio de recepcion de inmigrantes, en quebec,oscila en mas de 47.000 personas por año.
A pesar de que el gobierno Charest anunció el nuevo plan hasta esta semana, su partido (El liberal)puso a flote la idea por primera vez en diciembre del 2007, cuando ésta apareció ante la audiencia Bouchard-Taylor sobre ajustes razonables.
El Concejal de la ciudad de Hérouxville, André Drouin, ha dicho,que estaba emocionado con el contenido de la declaración.
‘Es todo lo que ha estado pidiendo Hérouxville’, dijo, agregando que ‘ellos dicen que el francés es el idioma oficial y que (los
inmigrantes) deben aprender francés antes de venir aquí. Queremos decirle a la gente: ¡Así es cómo se hacen las cosas en Quebec! ¿Está usted de acuerdo o no?” Hérouxville, una ciudad en la zona de Mauricie, hizo titulares internacionales en enero del 2007 después de que su Consejo aprobó un ‘código de la vida’ en el que a los extra
njeros se les dijo que las lapidaciones, quemaduras y mutilaciones genitales de las mujeres no están permitidas en la comunidad.
A pesar de que apoya el plan, Drouin dice que le preocupa que la declaración sea difícil de aplicar.
‘Si un inmigrante firma la declaración y luego decide que no puede usar un casco de seguridad en el trabajo a causa de su religión, ¿qué pasará?’, se preguntó.
‘Es por eso que no queremos acomodamientos. Al entrar al país no debería haber ningún acomodamiento religioso’, señaló.
Elmenyawi Salem, presidente del Consejo Musulmán de Montreal, dijo que se alarmó al enterarse de que el gobierno va a obligar a las personas a firmar una declaración. ‘Esto es muy grave’, dijo. ‘Este es un terreno resbaladizo, especialmente cuando ya tenemos la Carta de Derechos’.
Agregó que los inmigrantes que están desesperados por venir a Quebec van a ‘firmar cualquier cosa que pongan delante de ellos’.
Algunas de las medidas anunciadas fueron sugeridas por la Comisión de Ajustes Razonables Bouchard-Taylor, la cual fue creada por el Primer Ministro Jean Charest para examinar el tratamiento para las minorías religiosas en Quebec después de varios casos de gran publicidad religiosa de acomodación.
Entre ellas figuran el aumento de la financiación para los grupos que apoyan a los inmigrantes y la promoción de la interculturalidad, o la diversidad.
Los inmigrantes que han sido aceptados a Quebec ahora podrán tomar cursos de francés gratis antes de que abandonen su país de origen, ya sea en línea o en la Alianza Francesa.
Una vez que llegan a Quebec, el gobierno pedirá a los inmigrantes asistir a un seminario sobre la adaptación a la vida aquí, llamado “Cómo vivir en Quebec”. El curso se dará en varios idiomas para dar cabida al 35 por ciento de los inmigrantes que no saben francés cuando llegan aquí.
La provincia también planea favorecer a los inmigrantes que tienen las aptitudes laborales necesarias para el mercado de trabajo de Quebec, y dice que va a intensificar los esfuerzos para apoyar a los inmigrantes que están teniendo problemas para encontrar trabajo.
En un esfuerzo por combatir la desigualdad, la discriminación y los prejuicios culturales dirigidos a las comunidades, en particular las minorías visibles, los planes de Quebec incluyen una serie de medidas para ayudar a los ciudadanos a comprender mejor los inmigrantes.
Sin embargo estos planes,parecen mas recetas cosmeticas,para resolver angustias electorales,por parte del desacreditado gobierno charest,salpicado por investigaciones en curso,por corrupcion.
Ademas es ostensible el incremento de una ola de estigmatizacion y macartismo por parte de el partido quebecois,y de otros sectores opositores al gobierno charest,contra las olas migratorias,considerandolas indeseables para la provincia de quebec.Elemento que se acompasa tranaversalmente con una tendencia nacional del gobierno conservador de Harper,que pretende no solo reducir la inmigracion,sino deprimir las condiciones de los planes gubernamentales de apoyo y de sostenibilidad economica y social para todos los inmigrantes.
Para nadie es un secreto que el gobierno federal,presiona tambien a quebec,para reducir las trasferencias presupuestales a la region de quebec,y estimula una propuesta perversa de privatizacion a ultranza de la educacion y de la salud entre otras.

Lotayef dijo que es crucial que a los profesionales que vienen a Quebec les sean reconocidas sus credenciales con mayor rapidez.
‘Tu vienes como ingeniero y tienes que trabajar en una estación de gasolina o una empresa de matanza de pollos!!, ilustró, agregando que ’si usted siente que es aceptado por la sociedad, esto creará más armonía. Estas son las cosas que se deberían estar trabajando’...A lo que habria que agregar, que nadie se siente integrado, si nunca le reconocen los creditos de sus estudios profesionales,y de carambola, LE TOCA REALIZAR AQUI EN QUEBEC,LOS TRABAJOS QUE LOS QUEBECOIS NO SON CAPACES DE REALIZAR,O NO LES GUSTA!!!

sábado, 7 de agosto de 2010

VANK KIRK,UN CRIMINAL,QUE SE SIENTE ORGULLOSO DE LANZAR LA BOMBA ATOMICA,SOBRE LA POBLACION CIVIL DE HIROSHIMA.

Van Kirk es un criminal e irá al botadero de la historia así el gobierno y el pueblo estadounidenses aplaudan su acción rastrera y cobarde contra la ciudad japonesa de Hiroshima al término de la Segunda Guerra Mundial. Hoy podrá decir como muñeco de ventrílocuo que está orgulloso y fingir que es un veterano inocente que disfruta su pensión al lado de los suyos, pero en el fondo, hasta el último día de su vida, sabrá que cometió el más odioso delito, un genocidio absurdo, y que por él perdieron la vida cientos de miles de inocentes que no participaban en la confrontación. La memoria de la especie lo recordará como un sicario despiadado e indolente, como una basura indeseable... que no deberia de surgir jamas,esos criminales de lesa humanidad,deberian estar purgando condena perpetua, en carceles de maxima seguridad...este despiadado criminal,al igual que el paisa culebrero que abandona la casa de nariño..siente que ha cumplido una loable mision,y se lo creen ellos mismos,y han sido indolentes,con el sagrado derecho a la vida de los civiles,en su imaginario el que no esta con ellos,es un enemigo,y a los enemigos hay que exterminarlos!! que tienen que envidiar estos criminales a las ss alemanas? que diferencia existe entre las fosas comunes con cadavares de civiles asesinados impunemente,con los campos de concentracion nazi? entre los hornos crematorios de el nazismo y el holocausto causado por el lanzamiento de las bombas atomicas sobre hiroshima y nagasaky?

martes, 3 de agosto de 2010

PUBLICACION DEL TOMO I,DEL LIBRO MI AMIGO EL CUENTO.

ESTA ES LA PORTADA Y CONTRAPORTADA DEL TOMO I DEL LIBRO "MI AMIGO EL CUENTO" PUBLICADO POR REVISTA TALLER LUNA Y SOL EDITORES.

LOS ESCRITORES INVITADOS SON:
ADALBERTO DEULOFEUT PRADO
ADELAIDA RODRÍGUEZ GARNICA
ANA JULIA CEPEDA CEPEDA
ANTONIO MORA VELEZ
ASTRID SOFIA PEDRAZA
CARLOS DE LA HOZ
CESAR MOLINA
DALIT RAFAEL ESCORCIA MARCHENA
FERMIN MOLINA
GUSTAVO TATIS GUERRA
JUAN CARLOS CESPEDES
LIDIA CORCIONE
LYA SIERRA
MARCO RODRÍGUEZ CAMARGO
OSCAR MORA Y
RICARDO LEON DE LAS SALAS MIER

A PARTIR DE LA OTRA SEMANA SE PODRÁ ADQUIRIR EN LOS PUESTOS DE REVISTAS Y LIBRERÍAS DEL PAÍS.

VALOR 10 MIL PESITOS COLOMBIANOS.
Lugar: BARANQUILLA COLOMBIA

lunes, 2 de agosto de 2010

PAUL ELUARD....RECORDANDO SU MEMORIA!!

Esbozo biográfico

Paul Éluard(1895-1952). Hijo de un contable, su infancia transcurre a las afueras de París. Enfermo de tuberculosis, tiene que abandonar sus estudios para ser ingresado en un sanatorio, donde conoce a su futura esposa, Helena Diakonova, a quien llama Gala. Tras su participación en la Primera Guerra Mundial, inicia sus contactos con el círculo de intelectuales anarquistas, los dadaístas. Unido al grupo, muy pronto la aparición del surrealismo le convierte en una de las figuras más representativas del surrealismo francés, colaborando al lado de personalidades como André Breton, Louis Aragon y Soupault. Sus escritos terminan siendo el resultado mágico y musical de las palabras. En 1926, junto a André Breton y Louis Aragon, se une al partido comunista, que influye notablemente en su obra. La nueva poesía tiene como objetivo el dolor, la esperanza y la justicia social. En 1927 se encuentra en Barcelona, camino de Mallorca. Al año siguiente, es nombrado en el "Manifest Groc" que firman Dalí, Gasch y Montanyà. En 1929 visita Cadaqués junto a su mujer e hija invitado por Salvador Dalí. Se trata del momento de unión entre Gala y Dalí y de la desunión con Paul Éluard. En 1936 da dos conferencias, una en la Sala Esteve de Barcelona y otra en el Ateneo madrileño con motivo de la Exposición de Picasso que organiza ADLAN. Durante la ocupación alemana en Francia, Paul Éluard se convierte en uno de los escritores más relevantes de la resistencia. Entre sus obras capitales deben mencionarse: "El deber y la inquietud" (1917), "Capital del dolor" (1926), "La Inmaculada Concepción", en colaboración con Breton (1930), "Curso natural" (1938), "Poesía y verdad" (1942), "Lección de moral" (1950) y "Los senderos y los caminos de la poseía" (1952).

POEMA DE PAUL ELUARD.

Creí que me rompería lo inmenso lo profundo.
Con mi pena desnuda, sin contacto, sin eco,
me tendí en mi prisión de puertas vírgenes
como un muerto sensato que había sabido morir.
Un muerto coronado sólo de su nada …
Me tendí sobre las olas absurdas del verano
absorbido por amor a la ceniza.
La soledad me pareció más viva que la sangre.

Quería desunir la vida,
quería compartir la muerte con la muerte,
entregar mi corazón vacío a la vida
borrarlo todo, que no hubiera ni vidrio ni vaho…
Nada delante, nada detrás, nada entero.
Había eliminado el hielo de las manos juntas,
había eliminado la osamenta invernal
del voto de vivir que se anula.
Tú viniste y se reanimó el fuego,
cedió la sombra el frío,
aquí abajo se llenó de estrellas
y se cubrió la tierra.
De tu carne clara me sentí ligero…
Viniste, la soledad fue vencida,
tuve una guía sobre la tierra y supe
dirigirme, me sabía sin medida,
adelantaba ganaba tierra y espacio

Iba sin fin hacia la luz …
La vida tenía un cuerpo, la esperanza tendía sus velas
promisoria de miradas confiadas para el alba.
De la noche surgía una cascada se sueños.

Los rayos de tus brazos entreabrían la niebla.
El primer rocío humedecía tu boca
deslumbrando reposo remplazaba el cansancio.
Yo amaba el amor como en mis primeros días.

Los campos están labrados las fábricas resplandecen
y el trigo hace su nido en una enorme marea,
las mieses, la vendimia, tienen muchos testigos,
nada es singular ni simple,
el mar está en los ojos del cielo o de la noche,
el bosque da a los árboles seguridad
y los muros de las casas tienen una piel común,
los caminos siempre se encuentran.

Los hombres están hechos para entenderse
para comprenderse, para amarse,
tienen hijos que serán padres de los hombres,
tienen hijos sin fuego ni lugar
que inventarán de nuevo a los hombres,
y la naturaleza y su patria
la de todos los hombres
la de todos los tiempos.






Paul Éluard
Versión de Andrés Holguín