LOS UNIVERSOS PARALELOS,TIENEN UNA BASE MATEMATICA.

LOS UNIVERSOS PARALELOS,TIENEN UNA BASE MATEMATICA.
UNA LINEA DE TIEMPO, COMO UN ARBOL QUE CRECE Y SE BIFURCA INFINITAMENTE.

ANTONIO UNGAR.

ANTONIO UNGAR.
PREMIO HERRALDE DE NOVELA 2010.

ES TU MIRADA...

ES TU MIRADA...
CAYENDO SOBRE EL VALLE...

EL GRAN POETA OCTAVIO PAZ.

EL GRAN POETA OCTAVIO PAZ.
EL POETA DE LA OTREDAD..

JORGE LUIS BORGES

JORGE LUIS BORGES
POEMAS DE LA MONEDA DE HIERRO..

GABRIEL GARCIA MARQUEZ.

GABRIEL GARCIA MARQUEZ.
COMO COMENCE A ESCRIBIR..

LOS DETECTIVES SALVAJES

LOS DETECTIVES SALVAJES
ROBERTO BOLAñOS.

EDUARDO MENDOZA.

EDUARDO MENDOZA.
PREMIO PLANETA 2010.

MIGUEL HERNANDEZ.

MIGUEL HERNANDEZ.
POESIA,QUE NO CESA!!

UN DESNUDO.

UN DESNUDO.
OBRA DE RENOIR.

ENRIQUE LIHN

ENRIQUE LIHN
EL GRAN POETA CHILENO.

COLLAR DE CARACOLAS,PARA EL MUELLE QUE AMAMOS.

COLLAR DE CARACOLAS,PARA EL MUELLE QUE AMAMOS.
ANTOLOGIA TEMATICA.OH PUERTO COLOMBIA!!

JOSE LUIS DIAZ GRANADOS.

JOSE LUIS DIAZ GRANADOS.
UN GRAN POETA.

RESEñADO EN EL DICCIONARIO LATINOAMERICANO DE POETAS.

RESEñADO EN EL DICCIONARIO LATINOAMERICANO DE POETAS.
LIBROS Y LETRAS.

REVISTA MOLINO DE LETRAS NUMERO NUEVE.

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MICROCUENTO UNA SOMBRA.

PAISAJES AMERICANOS.

PAISAJES AMERICANOS.
ASHER B.DURAN.

MUJER EN EL JARDIN.

MUJER EN EL JARDIN.
DE CLAUDE MONET.

MADAME BOVARY

MADAME BOVARY
AUTOR FLAUBERT.

PABLO NERUDA.

PABLO NERUDA.
UN POETA UNIVERSAL.

ESCRITOR COLOMBIANO, DE LA COSTA CARIBE.

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MAURICIO PABON LOZANO.

PARLAMENTO NACIONAL DE ESCRITORES DE COLOMBIA.

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UN COMPROMISO CON EL PAIS Y LA LITERATURA.

PASEO DE BOLIVAR EN BARRANQUILLA.

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ESTATUA DEL LIBERTADOR.

MI AMIGO EL CUENTO TOMO II

MI AMIGO EL CUENTO TOMO II
PUBLICACION DE MIS TRABAJOS LITERARIOS.

PORTADA DE LA REVISTA TALLER LUNA Y SOL.

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LA PLAZA DE BOLIVAR EN CARACAS.

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SIMBOLO DE LA UNIDAD LATINOAMERICANA.

PORTADA DE LA REBELION DE LAS RATAS.

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DE FERNANDO SOTO APARICIO.

TALLER LITERARIO LA URRAKA.

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UN UNIVERSO PARA COMPARTIR LA LITERATURA.

PUBLICACION DEL TOMO I,DEL LIBRO MI AMIGO EL CUENTO.

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PUBLICACION DE MIS MICROCUENTOS.

UNA POESIA TELURICA.

UNA POESIA TELURICA.
PAUL ELUARD.

LEON TROTSKY.

LEON TROTSKY.
FOTO TOMADA EN EL FRENTE POLACO.

UNA APROXIMACION A LA OBRA LITERARIA DE LA POETISA MEYRA DEL MAR.

UNA APROXIMACION A LA OBRA LITERARIA DE LA POETISA MEYRA DEL MAR.
AUTOR.CESAR MOLINA CONSUEGRA.

ALI CHUMACERO.

ALI CHUMACERO.
EL GRAN POETA MEJICANO.

HASTA SIEMPRE LUIS VITALE!!

HASTA SIEMPRE LUIS VITALE!!
TE QUEDARAS CON NOSOTROS!!

viernes, 26 de noviembre de 2010

NIVEL IV OTRAS ESTRUCTURAS MATEMATICAS.

Nivel IV: Otras estructuras matemáticas











Otras estructuras matemáticas

LAS CONDICIONES INICIALES y constantes físicas de los multiversos Nivel I, Nivel II y Nivel III pueden variar, pero las reglas fundamentales que gobiernan a la Naturaleza no cambian. ¿Por qué limitarnos a eso? ¿Por qué no permitir que las propias leyes varíen? ¿Qué tal un universo que obedezca las leyes de la física clásica sin efectos cuánticos? ¿Qué tal un tiempo que fluya por pasos discretos, como en las computadoras, en lugar de ser continuo? ¿Qué tal un espacio sin tiempo? ¿Qué tal un universo que sea sólo un dodecaedro vacío? En el multiverso Nivel IV, todas esas realidades alternativas existen.
Un indicio de que tal multiverso podría no ser mera especulación es la estrecha correspondencia entre los mundos del razonamiento abstracto y la realidad observable. Las ecuaciones, y más generalmente, las estructuras matemáticas, como los números, vectores y objetos geométricos, describen el mundo con notable verosimilitud. En una famosa conferencia de 1959, el físico Eugene P. Wigner dijo que “la enorme utilidad de las matemáticas para las ciencias naturales es algo casi misterioso”. A la vez, las estructuras matemáticas nos parecen sobrenaturalmente reales. Satisfacen el criterio central para una existencia objetiva: son las mismas sin importar quién las esté estudiando. Un teorema es verdadero sin importar que lo demuestre un humano, una computadora o un delfín inteligente. Las civilizaciones extraterrestres encontrarían las mismas estructuras matemáticas que nosotros. Por eso los matemáticos suelen decir que descubren estructuras matemáticas, no que las crean.
Hay dos paradigmas sostenibles pero diametralmente opuestos para entender la correspondencia entre las matemáticas y la física, una dicotomía discutida desde Platón y Aristóteles. Según el paradigma aristotélico, la realidad física es fundamental y el lenguaje matemático es apenas una aproximación útil a ella. Según el platónico, la estructura matemática es la realidad auténtica y los observadores la perciben de manera imperfecta. En otras palabras, los dos paradigmas difieren sobre qué cosa es más básica, si la perspectiva de rana del observador o la de ave de las leyes físicas. El paradigma aristotélico prefiere la de la rana, mientras que el platónico opta por la del ave.
Cuando niños, mucho antes de saber que las matemáticas existían, fuimos adoctrinados en el paradigma aristotélico. La visión platónica es un gusto adquirido. Los físicos teóricos modernos tienden a ser platónicos, sospechan que las matemáticas son tan buenas para describir el Universo porque éste es inherentemente matemático. Entonces, toda la física es, en resumidas cuentas, un conjunto de problemas matemáticos: en principio, un matemático con inteligencia ilimitada y recursos podría en principio calcular la perspectiva de la rana; es decir, calcular qué observadores conscientes hay en el Universo, qué perciben, y qué lenguajes inventan para comunicar sus percepciones.
Una estructura matemática es una entidad abstracta e inmutable que está fuera del espacio y del tiempo. Si la historia fuera un filme, la estructura correspondería no a un cuadro, sino a todo el rollo de película. Consideremos, por ejemplo, un mundo formado por partículas puntuales que se mueven en un espacio tridimensional. En un espacio-tiempo tetradimensional (la perspectiva del ave) las trayectorias de esas partículas semejan una maraña de fideos. Si la rana ve una partícula que se mueve a velocidad constante, el ave percibe una fibra recta de fideo. Si la rana ve un par de partículas en órbita mutua, el ave percibe dos tramos de fideo trenzados, como una doble hélice. Para la rana, el mundo se describe mediante las leyes del movimiento y gravitación de Newton. Para el ave, se describe mediante la geometría de la pasta: una estructura matemática. La propia rana es simplemente un conjunto de fideos, cuyo complejo trenzado corresponde a un aglutinamiento de partículas que almacenan y procesan información. Nuestro universo es bastante más complicado que ese ejemplo, y los científicos todavía no saben a qué estructura matemática corresponde, si es que corresponde a alguna.
El paradigma platónico propone la pregunta de por qué el Universo es como es. Para un aristotélico, esa pregunta no tiene sentido: el Universo simplemente es. Pero el platónico no deja de admirarse de que pudo ser distinto. Si el Universo es inherentemente matemático, ¿por qué sólo se escogió una de las muchas estructuras matemáticas para describir un universo? Parecería que el corazón mismo de la realidad incorpora una asimetría fundamental.
Como salida de este laberinto, propongo que la simetría matemática total sigue siendo válida; que todas las estructuras matemáticas existen también en lo físico. Cada estructura matemática corresponde a un universo paralelo. Los elementos de este multiverso no residen en el mismo espacio, sino que existen fuera del espacio-tiempo. La mayoría de ellos quizá no tiene observadores. Podemos considerar esta hipótesis como una forma de platonismo radical, afirmando que las estructuras matemáticas del reino de las ideas de Platón o el “paisaje mental” del matemático Rudy Rucker de la Universidad Estatal de San José existen en un sentido físico. Es similar a lo que el cosmólogo John D. Barrow de la Universidad de Cambridge denomina “el p de los cielos”; lo que el difunto filósofo de la Universidad de Harvard, Robert Nozick, llamó el principio de fecundidad y lo que el difunto filósofo de Princeton, David K. Lewis, denominó realismo modal. El Nivel IV completa la jerarquía de los multiversos, pues cualquier teoría física fundamental congruente consigo misma puede expresarse como algún tipo de estructura matemática.
La hipótesis del multiverso Nivel IV hace predicciones que pueden probarse. Como la del Nivel II, involucra un conjunto (en este caso, toda la gama de estructuras matemáticas) y efectos de selección. A medida que los matemáticos sigan categorizando las estructuras matemáticas, seguramente hallarán que la estructura que describe nuestro mundo es la más genérica y congruente con nuestras observaciones. De igual manera, nuestras observaciones futuras deberán ser las más genéricas que sean congruentes con nuestras observaciones pasadas, y nuestras observaciones pasadas deberán ser las más genéricas que sean congruentes con nuestra existencia.
Cuantificar qué significa “genérica” es un grave problema, y esta investigación apenas se inicia. Pero una sorprendente y alentadora característica de las estructuras matemáticas es que las propiedades de simetría e invariancia, a las que se debe la simplicidad y orden de nuestro universo, tienden a ser genéricas: más la regla que la excepción. Las estructuras matemáticas tienden a tener por principio esas propiedades, y es necesario agregarles complicados axiomas adicionales para disiparlas.
Y, ¿qué opina Occam?
LAS TEORÍAS CIENTÍFICAS de los universos paralelos forman, entonces, una jerarquía de cuatro niveles, en la cual los universos van siendo cada vez más diferentes del nuestro. Podrían tener distintas condiciones iniciales (Nivel I); diferentes constantes físicas, partículas y simetrías (Nivel II); o diferentes leyes físicas (Nivel IV). Es irónico que el Nivel III haya sido el más atacado en las últimas décadas, pues es el único que no agrega tipos cualitativamente nuevos de universos.
En la próxima década, las enormemente mejoradas mediciones cosmológicas del fondo de microondas y de la distribución a gran escala de la materia apoyarán o refutarán el Nivel I, al describir mejor la curvatura y topología del espacio. Esas mediciones también explorarán el Nivel II, al ensayar la teoría de la inflación caótica. Los avances en la astrofísica y en la física de altas energías deberán aclarar a qué grado están “calibradas” las constantes físicas, y así reforzarán o debilitarán la verosimilitud del Nivel II.
Si tienen éxito los esfuerzos actuales por construir computadoras cuánticas, se tendrán mayores evidencias en favor del Nivel III, ya que, en esencia, se estaría explotando el paralelismo del multiverso Nivel III para realizar cálculos paralelos. Los experimentadores también están buscando evidencias de violación de la unitaridad, lo cual descartaría al Nivel III. Finalmente, el éxito o fracaso en el gran desafío de la física moderna —de unificar la relatividad general y la teoría cuántica de campos— será crucial en las opiniones sobre el Nivel IV. O bien descubriremos una estructura matemática que concuerde exactamente con nuestro universo, o nos toparemos con un límite a la irrazonable eficacia de las matemáticas y nos veremos obligados a olvidar ese nivel.
¿Debería usted creer entonces en los universos paralelos? Los principales argumentos contra ellos dicen que son un desperdicio y que son raros. El primer argumento es que las teorías de multiversos no resisten la navaja de Occam (o principio de la parsimonia) porque postulan la existencia de otros mundos que no podremos observar. ¿Por qué habría de ser tan derrochadora la Naturaleza permitiendo una infinidad de mundos diversos? Pero ese argumento se puede voltear en favor de los multiversos. ¿Exactamente qué estaría desperdiciando la Naturaleza? Ciertamente no sería espacio, ni masa ni átomos; el incontrovertible multiverso Nivel I ya tiene cantidades infinitas de los tres, así que, ¿a quién le importa si la Naturaleza desperdicia un poco más? La cuestión importante aquí es la aparente disminución de la simplicidad. A un escéptico le preocuparía toda la información que faltaría para especificar todos esos mundos invisibles.
Pero un conjunto completo es a menudo bastante más sencillo que uno de sus miembros. Este principio puede enunciarse más formalmente usando la noción del contenido de información algorítmica. En el caso de un número éste es, en general, la cantidad en bits del programa computacional más breve cuyo resultado sería ese número. Por ejemplo, consideremos el conjunto de todos los enteros. ¿Qué es más sencillo, todo el conjunto o un solo número? Ingenuamente podríamos pensar que un solo número es más sencillo, pero todo el conjunto puede generarse mediante un programa computacional bastante trivial, mientras que el programa para un solo número puede ser larguísimo. Por lo tanto, en realidad lo más sencillo es el conjunto completo.
De manera similar, el conjunto de todas las soluciones a las ecuaciones de campo de Einstein es más sencillo que una solución específica. El primero consiste de unas cuantas ecuaciones, mientras que la segunda exige especificar una cantidad enorme de datos iniciales sobre alguna hipersuperficie. La lección es que la complejidad crece cuando restringimos nuestra atención a un determinado elemento de un conjunto y perdemos así la simetría y simplicidad que eran inherentes a la totalidad de los elementos tomados en conjunto.
En este sentido, los multiversos de más alto nivel son los más sencillos. Pasar de nuestro universo al multiverso Nivel I elimina la necesidad de especificar condiciones iniciales; pasar al de Nivel II elimina la de especificar constantes físicas, y el multiverso Nivel IV elimina la de especificar cualquier cosa. La opulencia de la complejidad reside únicamente en las percepciones subjetivas de los observadores; es decir, en la perspectiva de la rana. Desde el punto de vista del ave, el multiverso no podría ser más sencillo.

La objeción de la rareza es estética y no científica, y sólo tiene sentido dentro de una perspectiva aristotélica. Pero, ¿qué esperábamos? Cuando hacemos una pregunta profunda sobre la naturaleza de la realidad, ¿no se espera una respuesta que suene rara? La evolución nos confirió una intuición para la física cotidiana que ayudaba a nuestros lejanos antepasados a sobrevivir; por eso cuando nos aventuremos más allá del mundo cotidiano, deberíamos esperar que todo nos parezca raro.
Una característica común de los cuatro niveles de multiverso es que la teoría más sencilla y discutiblemente más elegante implica por principio universos paralelos. Para negar la existencia de esos universos, tendríamos que complicar nuestra teoría agregándole procesos no comprobados experimentalmente y postulados ad hoc: el espacio finito, el colapso de la función de onda y la asimetría ontológica. Nuestra decisión depende, entonces, de lo que consideremos más dispendioso e inelegante: muchos mundos o muchas palabras. Quizá nos iremos acostumbrando poco a poco a las rarezas de nuestro cosmos y aceptaremos que son parte de su belleza.


TEXTO ORIGINAL DE MAX TEGMAR,(Dept. of Physics, MIT )AQUÍ SU WEB EN INGLÉS

Publicado por VERSUS EN MATRIX en 07:37
Etiquetas: UNIVERSOS MÚLTIPLES, UNIVERSOS PARALELOS

ANTONIO UNGAR:PREMIO HERRALDE DE NOVELA 2010.

Antonio Ungar: Premio Herralde de Novela 2010

El escritor bogotano Antonio Ungar fue merecedor del Premio Herralde de Novela por la obra "Tres ataudes blancos". Libros (Web)
La novela "Tres ataúdes blancos" del escritor colombiano Antonio Ungar, un thriller demente con trasfondo político en un imaginario país latinoamericano, ha sido la ganadora de la XXVIII edición del Premio Herralde de novela que concede la editorial Anagrama y que está dotado con 25.000 dólares.
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•"No es un manifiesto político, es una burla": Antonio Ungar sobre su novela "Tres ataúdes blancos".
La obra de este joven escritor, que reside en la localidad de Jaffa, enclavada en Tel Aviv, narra las vicisitudes de un ciudadano de a pie, "absolutamente tímido", que por un error se ve forzado a suplantar al líder de un partido político.

Esa circunstancia le lleva a vivir una serie de aventuras inverosímiles para intentar acabar con el régimen totalitario de Miranda, un Estado que tiene un poco de cada de uno de los países sudamericanos, ha explicado hoy el autor tras hacerse público el fallo del premio.

Ungar (Bogotá, 1974) define "Tres ataúdes blancos" como una farsa con un gran componente de humor negro, entroncada en parte con otras "novelas de dictador", como las de su compatriota Gabriel García Márquez, autor que siempre ha leído como si fuera un clásico, "un escritor muerto".

El primer colombiano que gana el Herralde señaló que su novela refleja cómo la ciudadanía normal de estos países se relaciona con la política.

"La realidad es tan desbordante que no me he tenido que inventar nada, he sacado eventos tomados del día a día; en Colombia o Perú ocurren algunas cosas que cómo material literario resultan excesivas", afirmó el escritor que define al dictador de su obra como un político de corbata y cuello blanco, elegido democráticamente, pero igualmente tirano.

El thriller absurdo, "todos quieren matar al protagonista, tanto sus compañeros como la oposición", viene acompañado por una historia de amor que sirve de hilo conductor pero igualmente tamizada por el humor.

Ungar es aficionado a la literatura norteamericana y cree que en la confección de esta novela le han influido más algunas películas y músicas, y lo que oye en la calle, que un canon literario concreto.

Además, apuntó el sentido del humor como uno de los elementos básicos presentes en la cultura de su país: "tras una matanza, esa misma tarde ya hay un chiste, reirse de lo trágico es algo muy colombiano, hay algo que conecta la risa y la muerte", aseguró Ungar.

El escritor, que lleva muchos años fuera de su país, es muy crítico con los gobernantes de Colombia y la vecina Venezuela. Hugo "Chávez es un líder populista que se vende como izquierda, y que está confirmando todo los tópicos de la derecha sobre la izquierda", señaló el novelista.

Ungar colabora para diversos medios escritos desde su residencia en Jaffa, donde está preparando otra novela sobre una secta que se ubica entre Brasil y Alemania, y no descarta escribir sobre los territorios ocupados, "aunque es muy complicado hacerlo sin ser de allí", reconoció el autor, que lamentó la censura implantada hoy en día en Israel. EFE

domingo, 21 de noviembre de 2010

ES LA LUZ DE TU MIRADA.

Es la luz de tu mirada

la que juega ahora

en el horizonte placido del valle,

y en el torrente del rio

escucho tu corazon que galopa,

siempre partiendo

al frenesi infinito,

alas de cielos virgenes

que sacuden nuestros besos

en el ultimo murmullo de la tarde,

entonces se que pasas,

presurosa siempre como el viento,

que peina de repente los geranios,

y alza los sueños,

que sembramos,palmo a palmo

en el finito instante de la Aurora

jueves, 18 de noviembre de 2010

FRAGMENTO DE PIEDRA DE SOL,DE OCTAVIO PAZ.

“(...) —¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?,
¿cuándo somos de veras lo que somos?,
bien mirado no somos, nunca somos
a solas sino vértigo y vacío,
muecas en el espejo, horror y vómito,
nunca la vida es nuestra, es de los otros,
la vida no es de nadie, todos somos
la vida —pan de sol para los otros,
los otros todos que nosotros somos—,
soy otro cuando soy, los actos míos
son más míos si son también de todos,
para que se pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,
la vida es otra, siempre allá, más lejos,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte,
vida que nos desvive y enajena,
que nos inventa un rostro y lo desgasta,
hambre de ser, oh muerte, pan de todos (...)”






Fragmento de Piedra de sol, de Octavio Paz

miércoles, 17 de noviembre de 2010

OCTAVIO PAZ..LA PALABRA ERGUIDA...

Octavio Paz:
la palabra erguida



Patricio Eufraccio Solano
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Nacional Autónoma de México.
eufracio@servidor.unam.mx


"busco sin encontrar, escribo a solas..."
Octavio Paz. Piedra de Sol.


Descubriendo a la poesía y su vehículo el poema, Octavio Paz escribe una frase que me parece afortunada: "La piedra triunfa en la escultura y se humilla en la escalera" (i). Este triunfo OP lo atribuye al acto poético. La humilde labor de la piedra de soportar los pasos en una escalera no contiene en sí la revelación poética. En cambio, la escultura, piedra igual que el escalón, tiene un valor agregado, el valor poético. El libro El arco y la lira, representa el intento de OP de demostrar que todo en el mundo está tocado de poesía y por ella puede y debe explicarse. La tarea de demostración es inmensa. ¿Lo logra?

El arco y la lira es un libro atractivo de estudiar. Lleno de conceptos, plagado de reiteraciones y puntos y contrapuntos de vista, resulta ser un texto revelador de las obsesiones, anhelos y características discursivas de OP. El libro es demasiado vasto para agotarlo de una vez, por lo que es necesario elegir algunas de sus partes para tratarlo a fondo y no perderse en su contenido. Destacan a mi juicio dos elementos: uno, la poesía es un más allá, una otredad, y dos, la vida —y por ende la poesía— es un equilibrio de los contrarios. Estos dos conceptos, la otredad y los contrarios, me sirven para abordar el texto y realizar su análisis.

Antes de comenzar y como testimonio del universo de su contenido, repasaré brevemente el índice de El arco y la lira ya que éste nos indica el peregrinar que OP realizará por el mundo poético.

El libro se divide en cuatro rubros —y en cada uno de ellos varios capítulos— y un epílogo. Inicia el primer rubro, Introducción, con el análisis preparativo de lo esencial, la materia prima: poema y poesía. Este primer capítulo es de generalidades, pero desde la primera línea se manifiesta lo que se tratará a lo largo de todo el libro: "La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo... El poema es un caracol en donde resuena la música del mundo y metros y rimas no son sino correspondencias, ecos, de la armonía universal"(p. 13).

En el segundo rubro, El poema, se entra de lleno en materia. Lo primero que tratará es El lenguaje: "La historia del hombre podría reducirse a la de las relaciones entre las palabras y el pensamiento"(p. 29). De ahí pasará a El ritmo: "La célula del poema, su núcleo más simple, es la frase poética. Pero, a diferencia de lo que ocurre con la prosa, la unidad de la frase, lo que la constituye como tal y hace lenguaje, no es el sentido o dirección significativa, sino el ritmo"(p. 51). Después, las diferencias entre Verso y prosa: "Valéry ha comparado la prosa con la marcha y la poesía con la danza" (p.69). Finalmente en este segundo rubro La imagen: "Cada imagen —o cada poema hecho de imágenes— contiene muchos significados contrarios o dispares, a los que abarca o reconcilia sin suprimirlos" (p. 98).El tercer rubro La revelación poética, es a mi gusto es más pleno, ya desde su título que agrupa todos los significados de revelación: algo que se nos confía como una gracia, algo que estando oculto para los demás nos es permitido ver, un destello que en su breve momento nos permite ser una unidad con lo fugaz. Los capítulos del rubro hablarán sobre esto. La otra orilla: "La experiencia de lo sobrenatural es experiencia de lo Otro... Lo Otro es algo que no es como nosotros, un ser que es también el no ser"(p.129). Continúa con La revelación poética: "La palabra poética... es la revelación de sí mismo que el hombre hace de sí mismo" (p. 137). Por último en este rubro La inspiración: "El acto de escribir poemas se ofrece a nuestra mirada como un nudo de fuerzas contrarias, en el que nuestra voz y la otra voz se enlazan y confunden... En esta ambigüedad consiste el misterio de la inspiración"(p. 159).

El cuarto rubro trata Poesía e Historia. Comienza con La consagración del instante: "El poema es un tejido de palabras perfectamente fechables y un acto anterior a todas las fechas: el acto original con el que principia toda historia social o individual; expresión de una sociedad y, simultáneamente, fundamento de esa sociedad, condición de su existencia" (p. 186). Sigue con El mundo heroico: "Desde su nacimiento la figura del héroe ofrece la imagen de un nudo en el que se atan fuerzas contrarias. Su esencia es el conflicto entre dos mundos. Toda la tragedia late ya en la concepción del héroe"(p. 199). Continúa con La ambigüedad de la novela: "El carácter singular de la novela proviene, en primer término de su lenguaje. ¿Es prosa?" (p. 224). Termina el rubro con El verbo desencarnado: "Movido por la necesidad de fundar su actividad en principios que la filosofía le rehusa y la teología sólo le concede en parte, el poeta se desdobla en crítico" (p. 234).

El Epílogo se llena con un sólo capítulo: Los signos en rotación: "Plantado sobre lo informe a la manera de lo signos de la técnica y, como ellos, en busca de un significado sin cesar elusivo, el poema es un espacio vacío pero cargado de inminencia" (p. 264).



La identidad de los contrarios

Octavio Paz se asume ante todo poeta, pero miente; más bien, se engaña; mejor aún, se encubre, se emboza en esta aseveración para confundir y diluir en la máscara del poeta su rostro de ensayista polémico y dogmático, sabroso e irritante, misérable como lo definió en alguna ocasión Margo Glanz. Si es poeta desde siempre, también es ensayista desde siempre. Esto último no lo confiesa con la misma soltura que su ser poeta pero sus escritos compilados en el libro Primeras letras (ii) así lo atestiguan. No obstante prefiere pasar por un poeta que acaso al descuido toma el camino de la prosa como un puente entre poema y poema. Algo así como una complementariedad de los contrarios: poema y ensayo. El uno, palabra erguida en la que su mayor desafío es la forma: la estética, el otro, también palabra erguida pero en la que su mayor desafío es el fondo: la ética. Lo cierto es que estos puentes ensayísticos son más que un tramado de piedras y tablas que unen dos orillas y mucho más que un desenfadado reflexionar para ocupar la mente mientras se pare un poema. Sus ensayos son una compleja estructura, a decir de unos y una monumental farsa, a decir de otros. Un plagiario o un innovador según se sea crítico o cofrade, pues cultiva de ambos. Sin embargo, lo cierto es que Octavio Paz es ensayista al unísono que poeta. Es OP un punto poemático y reflexivo donde se fusionan los contrarios. Tanto los contrarios que tiene en sus sentimientos y obsesiones, como aquellos que provoca entre sus contemporáneos, contrarios de alabanza y vituperio, que él produce con su arte y actitud.



La contrariedad habla de una obsesión; de una obsesión por dilucidar las obsesiones. Obsesiones que OP las aborda como contradicciones que se complementan. OP se aproxima a sus obsesiones una y otra vez. Las toma y retoma en sus poemas y ensayos en forma reiterada. Bien podrían enmarcárseles, aun a riesgo de ser esquemático, en algunos temas: la soledad, la otredad, la identidad, la tradición, la ruptura, la poesía. Los temas son tratados en forma paralela tanto en el verso como en la prosa. Esto es notorio con el concepto de la otredad que es abordado, entre otros sitios, en el poema "Piedra de sol" (iii) y en el ensayo El arco y la lira (iv):

Dice finalizando el poema:
la vida no es de nadie, todos somos
la vida —pan de sol para los otros,
los otros todos que nosotros somos—,
soy otro cuando soy, los actos míos
son más míos si son también de todos,
para que pueda ser he de ser de otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son yo si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros... (v)

A su vez dirá en el ensayo:

El pensamiento oriental no ha padecido (como el occidental) este horror a lo "otro", a lo que es y no es al mismo tiempo. El mundo occidental es del "esto o aquello"; el oriental, el del "esto y aquello" y aun el de "esto es aquello". Ya en el más antiguo Upanishad se afirma sin reticencias el principio de la identidad de los contrarios: "Tú eres mujer. Tú eres hombre.. Tú eres el muchacho y también la doncella. Tú, como un viejo, te apoyas en un cayado... Tú eres el pájaro azul oscuro y el verde de ojos rojos... Tú eres las estaciones y los mares". Y estas afirmaciones las condensa el Upanishad Chandogya en la célebre fórmula: "Tú eres aquello". (vi)
Como dije las obsesiones de Paz tienen nombre y concepto: la soledad, por ejemplo, insalvable y recurrente en El laberinto de la Soledad (vii)existe desde su niñez según lo confiesa en Itinerario (viii) cuando cuenta que uno de los tres momentos que lo marcaron es aquel que siendo tan sólo un "bulto infantil" se encuentra perdido "en un inmenso sofá circular de gastadas sedas, situado justo en el centro de la pieza" de la casa de su abuelo Irineo, en Mixcoac. La soledad así contada se antoja orgánica, elemental y desgarradora del inválido, indefenso ser que somos cuando niños. Soledad a pesar de estar rodeado de la gente, los gritos y risas de una fiesta familiar donde se es el benjamín. Lo cito para mejor comprender este punto y de paso escuchar su prosa de poeta:

Hay un ir y venir de gente que pasa al lado del bulto sin detenerse. El bulto llora. Desde hace siglos que llora y nadie lo oye. Él es el único que oye su llanto. Se ha extraviado en un mundo que es, a un tiempo, familiar, remoto, íntimo e indiferente. No es mundo hostil: es un mundo extraño, aunque familiar y cotidiano, como las guirnaldas de la pared impasible, como las risas del comedor. Instante interminable: oírse llorar enmedio de la sordera universal... No recuerdo más. Sin duda mi madre me calmó: la mujer es la puerta de reconciliación con el mundo. Pero la sensación no se ha borrado ni se borrará. No es una herida, es un hueco. Cuando pienso en mí, lo toco; al palparme, lo palpo. Ajeno siempre y siempre presente, nunca me deja, presencia sin cuerpo, mudo, invisible, perpetuo testigo de mi vida. No me habla pero yo, a veces, oigo lo que su silencio me dice: esa tarde comenzaste a ser tú mismo; al descubrirme, descubriste tu ausencia, tu hueco: te descubriste. Ya lo sabes: eres carencia y búsqueda. (ix)
En este punto no importa si el hecho fue real, lo importante es que en este fragmento Paz nos descubre algunas de sus obsesiones existenciales: la soledad, el laberinto, la vacuidad, la madre, el silencio, la carencia y la búsqueda. Obsesiones que demandan una identificación; una identidad poética y ensayística que se resolverá casi siempre entre los contrarios que los forman: soledad/compañía (El laberinto de la soledad); vacuidad/plenitud (Conjunciones y disyunciones); silencio/sonido(El arco y la lira). Estos contrarios en su enfrentamiento se complementan y este complementar se constituye en una caracteriza fundamental de la estructura de sus ensayos.



En ocasiones los contrarios no son exactamente una contrariedad sino una complementariedad. Una suma de elementos de un solo concepto. Como ejemplos notables el sexo, erotismo y amor en La llama doble (x); y el tratamiento del poema y la poesía en El arco y la lira y Los hijos del Limo (xi). En estos casos los contrarios son menos que eso y más bien un complemento. Pero un complemento que tiene cierto grado de contrariedad pues no es lo mismo y, mejor aún, no se encuentran en el mismo nivel el sexo, el erotismo y el amor; ni tampoco el poema y la poesía. En este último caso OP mira al poema como una estructura, mientras que a la poesía como una revelación. Por ello dirá, como veremos al detalle más adelante, que la poesía está en toda manifestación artística que comunica un sentimiento de plenitud, entendiendo por manifestación artística lo mismo un cuadro, que una escultura, que una sinfonía y, por supuesto, los versos, mientras que el poema puede ser, tan sólo, producto de una hábil versificación pero carente de revelación.

Los contrarios necesitan identificarse, es decir, proporcionar identidad el uno al otro con la existencia separada y al mismo tiempo paralela de ellos. La luz no puede existir sin la oscuridad, el silencio sin el sonido, la soledad sin la compañía. Esta característica la toma Paz y hace derroche de ella. ¿Qué si por ello es más o menos socrático? ¿Si es o no válida esta forma de estructura reflexiva? ¿Si es demasiado simple? Quizá, en ese caso de sus escritos y poemas sólo nos quedaríamos con el tratamiento del idioma. Y, curiosamente es este punto, el tratamiento del idioma, el trato que de él hace OP, donde coinciden todos sus críticos señalándola como su mejor cualidad. Su idioma encanta —en sus dos acepciones de embrujo y agrado— a tirios y troyanos. No con ello pretendo justificar sus reiteraciones temáticas y sus aparentes o reales simplezas en el tratamiento de algunos temas, pero ¿qué son la literatura, la poesía y la ensayística, además de lo que son: sentimiento y reflexión? Sin duda: idioma bien tratado. Por lo tanto y sin por ello coincidir o aceptar las tesis de Paz, resulta importante conocerlo. En el caso de este texto en algunos pasajes de El arco y la lira.



Poesía de soledad y poesía de comunión

El libro titulado El arco y la lira, OP lo sitúa como una "maduración, desarrollo y en algún punto, rectificación" (xii) del texto publicado con el título Poesía de soledad y poesía de comunión (xiii). Este último texto está fechado en 1942; es decir cuando Paz tenía 28 años. El texto fue leído, según el propio Paz señala en la advertencia de la primera edición de El arco y la lira, durante las conferencias que se efectuaron con motivo del cuarto centenario del nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz. Resulta preciso, por lo tanto, conocer este primer texto antes de entrar a lo dicho en El arco y la lira.



En la introducción de El arco y la lira Paz señala que el libro se halla dividido en tres partes en las que responderá a tres preguntas: "¿hay un decir poético —el poema— irreductible a todo otro decir?; ¿qué dicen los poemas?; ¿cómo se comunica el decir poético?" (xiv) Bien, ¿cuáles de estas preguntas se encuentran ya en Poesía de soledad y poesía de comunión para que OP lo considere el antecedente de El arco y la lira? (xv)

En Poesía de soledad y poesía de comunión OP señala que el hombre ante la realidad recurrió en las sociedades arcaicas igual a la magia que a la religión como instrumentos para aprehender una parte de ella. Yo agregaría que aún hoy se recurre a ellas. Estos recursos —magia y religión— afines y confundidos en algún momento de su existencia echan mano del lenguaje, de los lenguajes para accionar. Por ello, Paz se pregunta: "la operación poética ¿es una actividad mágica o religiosa? Y se responde: " ni lo no ni lo otro. La poesía es irreductible a cualquier otra experiencia". (xvi)

Si tomamos ambos fragmentos de los libros concluiríamos que para OP, sí existe un decir poético: el poema, que es irreductible a cualquier otra experiencia. Sin embargo, es indispensable señalar la diferencia existente entre estos dos textos con los que he compuesto una respuesta: en el primero enumerado, el de El arco y la lira, Paz pregunta sobre la irreductibilidad del decir poético, o sea del poema, mientras que en el segundo fragmento de Poesía de soledad y poesía de comunión lo que asevera es que la poesía resulta irreductible a cualquier otra experiencia. Esto no pasaría de ser una nimiedad puesto que poema y poesía llegan a utilizarse sinónimamente sino fuera porque en El arco y la lira Paz hará una clara y tajante diferencia entre ambos, poema y poesía, ya que, como dije antes, al poema lo llega a ubicar, en los casos que no se logra la revelación poética, como una estructura rimada pero carente de poesía. Quizá en su contexto, ambos textos que he utilizado en la respuesta, uno escrito en 1942 y el otro en 1956, podrían pensarse en el sentido que OP se refería a lo mismo; es decir, que el poema en el que se logra la poesía es irreductible a cualquier otra experiencia. Si es así, la inquietud/obsesión de Paz sobre lo irreductible del lenguaje poético se rastrearía hasta "Poesía de soledad y poesía de comunión", constituyéndose con ello en una de sus obsesiones esenciales.

La segunda pregunta es una extensión, quizá más bien, una sutileza de la primera: si el decir poético es irreductible, qué dice este lenguaje. Qué dice es equiparable a qué comunica, qué provoca, qué produce, y también qué pide del lector, qué le demanda, qué le toma a cambio de su revelación. Si la experiencia de lograr la revelación de la poesía por el poeta es un acto de uno, el de ponerla al servicio del lector, poeta en constante génesis, resulta un acto de todos. Y muy pocas cosas pueden decir lo mismo para todos. De ahí que el decir de la poesía sea un decir único para cada lector. Pero también es un decir que se dialoga, que en su momento es diálogo del poeta o del lector con el poema. Al respecto, OP dirá en Poesía de soledad y poesía de comunión:

El poeta lírico entabla un diálogo con el mundo; en ese diálogo hay dos situaciones extremas; una, de soledad; otra, de comunión. El poeta siempre intenta comulgar, unirse (reunirse, mejor dicho), con su objeto; su propia alma, la amada de Dios, la naturaleza... La poesía mueve al poeta hacia lo desconocido. (xvii)

Sin embargo, este fragmento no aclara completamente si la inquietud del decir del poema se encuentra ya en Poesía de soledad y poesía de comunión. Líneas adelante en este texto dirá: "La poesía es siempre disidente" (xviii). ¿Acaso es que la poesía en su decir quiere comunicarnos/demandarnos una rebeldía? Pensar a la poesía como un vehículo de la disidencia es sin duda una de las "verdades" aceptadas por la humanidad. De ella emanan los poemas y poetas perseguidos o censurados. En Francia Los poetas malditos se apegan a esto como en México el grupo Contemporáneos harían lo propio: ser disidentes en y a través de la poesía. Aceptando esta aseveración replanteo la pregunta de Paz: ¿qué dice la poesía para que el poeta se considere un disidente? Paz formula parte de esta pregunta cuando interroga en Poesía de soledad y poesía de comunión diciendo: "¿Qué clase de testimonio es el de la palabra poética, extraño testimonio de la unidad del hombre y el mundo, de su original y perdida identidad?" (xix) Contestará que la poesía le dice al hombre sobre su identidad original. El hombre es ante todo poesía. Esta aseveración es uno de los conceptos fundamentales de la obra de Octavio Paz y —como veremos— uno de los ejes principales de El arco y la lira. Podríamos ahora concluir preguntando nuevamente : qué le dice la poesía al hombre: que él es poesía.

Finalmente vayamos a la tercera pregunta: si existe una irreductibilidad del decir poético, y éste nos dice algo, ¿cómo se comunica? Por supuesto que la comunicación se da a través del lenguaje, de las palabras y lo que estas contienen: ritmo, imagen y revelación. Sin embargo, esto que es tan claro en El arco y la lira, apenas se entrevé en Poesía de soledad y poesía de comunión. En este último existe un pequeño atisbamiento de cómo comunica el lenguaje. Lo hace cuando el mensaje anida en la conciencia y cae en cuenta de que lo trasmitido tan sólo es una parte de la realidad: "El hombre al enfrentarse con la realidad la sojuzga, la mutila y la somete a un orden que no es el de la naturaleza [...] sino el del pensamiento. Y así, no es la realidad lo que realmente conocemos, sino esa parte de la realidad que podemos reducir a lenguaje y conceptos" (xx). De tal suerte que se comunica lo que el lenguaje es posible de dominar y sujetar en su estructura. De aquí podría desprenderse que comunicar sólo es posible si el individuo conoce la estructura, es decir, el idioma. Y ¿es así? ¿Un analfabeta puede encantarse cuando escucha un poema? ¿Puede quedarse solamente con la imagen y el ritmo?



El texto Poesía de soledad y poesía de comunión se constituye como un antecedente del libro El arco y la lira. Un antecedente un tanto enclenque pero en el que se encuentran mencionados, algunos en forma clara y otros a vuela pluma, los elementos que constituirán el núcleo de El arco y la lira: los contrarios, la otredad, las diferencias entre poema y poseía y sus componentes. Sin embargo, el eje del texto Poesía de soledad y poesía de comunión está situado en la oposición entre magia y religión, realidad e irrealidad contenida en el poema. Por su parte ya en El arco y la lira, los ejes son más definidos: la poesía es un más allá, una otredad, que a través de la revelación poética que nos permite el idioma (una especie de estado de gracia fugaz y gozoso), podamos entender el principio del mundo: el hombre es ante todo poesía.

Como dije, en El arco y la lira OP se empeñará en demostrar que este principio del mundo es una verdad inamovible y perenne

martes, 16 de noviembre de 2010

JORGE LUIS BORGES..POEMAS DE LA MONEDA DE HIERRO..

Elegía del recuerdo imposible



Qué no daría yo por la memoria
De una calle de tierra con tapias bajas
Y de un alto jinete llenando el alba
(Largo y raído el poncho)
En uno de los días de la llanura,
En un día sin fecha.
Qué no daría yo por la memoria
De mi madre mirando la mañana
En la estancia de Santa Irene,
Sin saber que su nombre iba a ser Borges.
Que no daría yo por la memoria
De haber combatido en Cepeda
Y de haber visto a Estanislao del Campo
Saludando la primera bala
Con la alegría del coraje.
Qué no daría yo por la memoria
De un portón de quinta secreta
Que mi padre empujaba cada noche
Antes de perderse en el sueño

Y que empujó por última vez
El catorce de febrero del 38.
Qué no daría yo por la memoria
De las barcas de Hengist,
Zarpando de la arena de Dinamarca
Para develar una isla
Que aún no era Inglaterra.
Qué no daría yo por la memoria
(La tuve y la he perdido)
De una tela de oro de Turner,
Vasta como la música.
Qué no daría yo por la memoria
De háber sido auditor de aquel Sócrates
Que, en la tarde de la cicuta,
Examinó serenamente el problema
De la inmortalidad,
Alternando los mitos y las razones
Mientras la muerte azul iba súbiendo
Desde los pies ya fríos.
Qué ño daría yo por la memoria
De que me hubieras dicho que me querías
Y de no haber dormido hasta la aurora,
Desgarrado y feliz.




Coronel Suárez



Alta en el alba se alza la severa

faz de metal y de melancolía.

Un perro se desliza por la acera.

Ya no es de noche y no es aún de día.

Suárez mira su pueblo y la llanura

ulterior, las estancias, los potreros,

los rumbos que fatigan los reseros,

el paciente planeta que perdura.

Detrás del simulacro te adivino,

oh joven capitán que fuiste el dueño

de esa batalla que torció el destino:

Junín, resplandeciente como un sueño.

En un confín del vasto Sur persiste

esa alta cosa, vagamente triste.




La pesadilla



Sueño con un antiguo rey. De hierro
Es la corona y muerta la mirada.
Ya no hay caras así. La firme espada
Lo acatará, leal como su perro.
No sé si es de Nortumbria o de Noruega.
Sé que es del Norte. La cerrada y roja
Barba le cubre el pecho. No me arroja
Una mirada, su mirada ciega.
¿De qué apagado espejo, de qué nave
De los mares que fueron su aventura,
Habrá surgido el hombre gris y grave
Que me impone su antaño y su amargura?
Sé que me sueña y que me juzga, erguido.
El día entra en la noche. No se ha ido.





Una llave en East Lansing

Soy una pieza de limado acero.
Mi borde irregular no es arbitrario.
Duermo mi vago sueño en un armario
Que no veo, sujeta a mi llavero.
Hay una cerradura que me espera.
Una sola. La puerta es de forjado
Hierro y firme cristal. Del otro lado
Está la casa, oculta y verdadera.
Altos en la penumbra los desiertos
Espejos ven las noches y los días
Y las fotografías de los muertos
Y el tenue ayer de las fotografías.
Alguna vez empujaré la dura
Puerta y haré girar la cerradura.




Elegía de la patria



De hierro, no de oro, fue la aurora.

La forjaron un puerto y un desierto,

unos cuantos señores y el abierto

ámbito elemental de ayer y ahora.

Vino después la guerra con el godo.

Siempre el valor y siempre la victoria.

El Brasil y el tirano. Aquella historia

desenfrenada. El todo por el todo.

Cifras rojas de los aniversarios,

pompas de mármol, arduos monumentos,

pompas de la palabra, parlamentos,

centenarios y sesquicentenarios,

son la ceniza apenas, la soflama

de los vestigios de esa antigua llama.





México



¡Cuántas cosas iguales¡ El jinete y el llano,
La tradición de espadas, la plata y la caoba,
El piadoso benjuí que sahúma la alcoba
Y ese latín venido a menos, el castellano.
¡Cuántas cosas distintas¡ Una mitología
De sangre que entretejen los hondos dioses muertos,
Los nopales que dan horror a los desiertos
Y el amor de una sombra que es anterior al día.
¿Cuántas cosas eternas¡ El patio que se llena
De lenta y leve luna que nadie ve, la ajada
Violeta entre las páginas de Nájera olvidada,
El golpe de la ola que regresa a la arena.
El hombre que en su lecho último se acomoda
Para esperar la muerte. Quiere tenerla, toda.





El inquisidor



Pude haber sido un mártir. Fui un verdugo.
Purifiqué las almas con el fuego.
Para salvar la mía, busqué el ruego,
el cilicio, las lágrimas y el yugo.
En los autos de fe vi lo que había
sentenciado mi lengua. Las piadosas
hogueras y las carnes dolorosas,
el hedor, el clamor y la agonía.
He muerto. He olvidado a los que gimen,
pero sé que este vil remordimiento
es un crimen que sumo al otro crimen
y que a los dos ha de arrastrar el viento
del tiempo, que es más largo que el pecado
y que la contrición. Los he gastado.





El ingenuo

CADA AURORA (nos dicen) maquina maravillas
capaces de torcer la más terca fortuna;
hay pisadas humanas que han medido la luna
y el insomnio devasta los años y las millas.
En el azul acechan públicas pesadillas
que entenebran el día. No hay en el orbe una
cosa que no sea otra, 0 contraria, o ninguna.
A mí sólo me inquietan las sorpresas sencillas.
Me asombra que una llave pueda abrir una puerta,
me asombra que mi mano sea una cosa cierta,
me asombra que del griego la eleática saeta
instantánea no alcance la inalcanzable meta,
me asombra que la espada cruel pueda ser hermosa,
y que la rosa tenga el olor de la rosa.




La luna

A María Kodama

Hay tanta soledad en ese oro.
La luna de las noches no es la luna
que vio el primer Adán. Los largos siglos
de la vigilia humana la han colmado
de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo.





El fin



El hijo viejo, el hombre sin historia,
El huérfano que pudo ser el muerto,
Agota en vano el caserón desierto.
Fue de los dos y es hoy de la memoria.

Es de los dos.) Bajo la dura suerte

busca perdido el hombre doloroso

la voz que fue su voz. Lo milagroso

no sería más raro que la muerte.

Lo acosarán interminablemente
Los recuerdos sagrados y triviales
Que son nuestro destino, esas mortales
Memorias vastas como un continente.

Dios o Tal Vez o Nadie, yo te pido
Su inagotable imagen, no el olvido.





A mi padre



Tú quisiste morir enteramente.

La carne y la gran alma. Tú quisiste

Entrar en la otra sombra sin el triste

Gemido del medroso y del doliente.

Te hemos visto morir con el tranquilo

Ánimo de tu padre ante las balas.

La roja guerra no te dio sus alas,

La lenta parca fue cortando el hilo.

Te hemos visto morir sonriente y ciego.

Nada esperabas ver del otro lado,

Pero tu sombra acaso ha divisado

Los arquetipos que Platón el Griego

Soñó y que me explicabas. Nadie sabe

De que mañana el mármol es la llave.





El remordimiento



He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida

no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.

Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.





Unas monedas



Génesis, 9.13



El arco del Señor surca la esfera
Y nos bendice. En el gran arco puro
Están las bendiciones del futuro,
Pero también está mi amor, que espera

Mateo, 27.9



La moneda cayó en mi hueca mano.
No pude soportarla, aunque era leve,
Y la dejé caer. Todo fue en vano.
El otro dijo: Aún faltan veintinueve.

Un soldado de Oribe



Bajo la vieja mano, el arco roza
De un modo transversal la firme cuerda.
Muere un sonido. El hombre no recuerda
Que ya otra vez hizo la misma cosa.



Baruch Spinoza


Bruma de oro, el Occidente alumbra

la ventana. El asiduo manuscrito

aguarda, ya cargado de infinito.

Alguien construye a Dios en la penumbra.

Un hombre engendra a Dios. Es un judío

de tristes ojos y de piel cetrina;

lo lleva el tiempo como lleva el río

una hoja en el agua que declina.

No importa. El hechicero insiste y labra

a Dios con geometría delicada;

desde su enfermedad, desde su nada,

sigue erigiendo a Dios con la palabra.

El más pródigo amor le fue otorgado,

el amor que no espera ser amado.





Para una versión del I King



El porvenir es tan irrevocable
como el rígido ayer. No hay una cosa
que no sea una letra silenciosa
de la eterna escritura indescifrable
cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja
de su casa ya ha vuelto. Nuestra vida
es la senda futura y recorrida.
Nada nos dice adiós. Nada nos deja.
No te rindas. La ergástula es oscura,
la firme trama es de incesante hierro,
pero en algún recodo de tu encierro
puede haber un descuido, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha
pero en las grietas está Dios, que acecha.





Ein Traum



Lo sabían los tres.
Ella era la compañera de Kafka.
Kafka la había soñado.
Lo sabían los tres.
Él era el amigo de Kafka.
Kafka lo habí soñado.
Lo sabían los tres.
La mujer le dijo al amigo:
Quiero que esta noche me quieras.
Lo sabían los tres.
El hombre le contestó: Si pecamos,
Kafka dejará de soñarnos.
Uno lo supo.
No había nadie más en la tierra.
Kafka se dijo:
Ahora que se fueran los dos, he quedado solo.
Dejaré de soñarme.




Heráclito


Heráclito camina por la tarde

De Éfeso. La tarde lo ha dejado,

Sin que su voluntad lo decidiera,

En la margen de un río silencioso

Cuyo destino y cuyo nombre ignora.

Hay un Jano de piedra y unos álamos

Se mira en el espejo fugitivo

Y descubre y trabaja la sentencia

Que las generaciones de los hombres

No dejarán caer. Su voz declara:

Nadie baja dos veces a las aguas

Del mismo río. Se detiene. Siente

Con el asombro de un horror sagrado

Que él también es un río y una fuga.

Quiere recuperar esa mañana

Y su noche y la víspera. No puede.

Repite la sentencia. La ve impresa

En futuros y claros caracteres

En una de las páginas de Burnet.

Heráclito no sabe griego. Jano,

Dios de las puertas, es un dios latino.

Heráclito no tiene ayer ni ahora.

Es un mero artificio que ha soñado

Un hombre gris a orillas del Red Cedar,

Un hombre que entreteje endecasílabos

Para no pensar tanto en Buenos Aires

Y en los rostros queridos. Uno falta.





East Lansing 1976



No eres los otros

No te habrá de salvar lo que dejaron
escrito aquellos que tu miedo implora;
no eres los otros y te ves ahora
centro del laberinto que tramaron
tus pasos. No te salva la agonía
de Jesús o de Sócrates ni el fuerte
Siddhartha de oro que aceptó la muerte
en un jardín, al declinar el día.
Polvo también es la palabra escrita
por tu mano o el verbo pronunciado
por tu boca. No hay lástima en el Hado
y la noche de Dios es infinita.
Tu materia es el tiempo, el incesante
tiempo. Eres cada solitario instante.





La moneda de hierro



Aquí está la moneda de hierro. Interroguemos
las dos contrarias caras que serán la respuesta
de la terca demanda que nadie no se ha hecho:
¿Por qué precisa un hombre que una mujer lo quiera?

Miremos. En el orbe superior se entretejan
el firmamento cuádruple que sostiene el diluvio
y las inalterables estrellas planetarias.
Adán, el joven padre, y el joven Paraíso.

La tarde y la mañana. Dios en cada criatura.
En ese laberinto puro está tu reflejo.
Arrojemos de nuevo la moneda de hierro
que es también un espejo magnífico. Su reverso
es nadie y nada y sombra y ceguera. Eso eres.
De hierro las dos caras labran un solo eco.
Tus manos y tu lengua son testigos infieles.
Dios es el inasible centro de la sortija.
No exalta ni condena. Obra mejor: olvida.
Maculado de infamia ¿por qué no han de quererte?
En la sombra del otro buscamos nuestra sombra;
en el cristal del otro, nuestro cristal recíproco.

jueves, 11 de noviembre de 2010

COMO COMENCE A ESCRIBIR,DE GABRIEL GARCIA MARQUEZ.

Cómo comencé a escribir
Con autorización de Random House Mondadori, ofrecemos un capítulo del nuevo libro de García Márquez, “Yo no vengo a decir un discurso”, que sale mañana a la venta y en el que reúne textos que escribió para ser leídos en voz alta

MAESTRO DE LAS LETRAS. El editor Cristóbal Pera trabajó con el escritor colombiano en la búsqueda y edición de sus 22 discursos más importantes (Foto: CORTESÍA MÓNICA ALONSO )

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Jueves 28 de octubre de 2010

El Universal


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Caracas, Venezuela, 3 de mayo de 1970



Primero que todo, perdónenme que hable sentado, pero la verdad es que si me levanto corro el riesgo de caerme de miedo. De veras. Yo siempre creí que los cinco minutos más terribles de mi vida me tocaría pasarlos en un avión y delante de veinte a treinta personas, no delante de doscientos amigos como ahora. Afortunadamente, lo que me sucede en este momento me permite empezar a hablar de mi literatura, ya que estaba pensando que yo comencé a ser escritor en la misma forma que me subí a este estrado: a la fuerza. Confieso que hice todo lo posible por no asistir a esta asamblea: traté de enfermarme, busqué que me diera una pulmonía, fui a donde el peluquero con la esperanza de que me degollara y, por último, se me ocurrió la idea de venir sin saco y sin corbata para que no me permitieran entrar en una reunión tan formal como ésta, pero olvidaba que estaba en Venezuela, en donde a todas partes se puede ir en camisa. Resultado: que aquí estoy y no sé por dónde empezar. Pero les puedo contar, por ejemplo, cómo comencé a escribir.

A mí nunca se me había ocurrido que pudiera ser escritor pero, en mis tiempos de estudiante, Eduardo Zalamea Borda, director del suplemento literario de El Espectador de Bogotá, publicó una nota donde decía que las nuevas generaciones de escritores no ofrecían nada, que no se veía por ninguna parte un nuevo cuentista ni un nuevo novelista. Y concluía afirmando que a él se le reprochaba porque en su periódico no publicaba sino firmas muy conocidas de escritores viejos, y nada de jóvenes en cambio, cuando la verdad -dijo- es que no hay jóvenes que escriban.



A mí me salió entonces un sentimiento de solidaridad para con mis compañeros de generación y resolví escribir un cuento, nomás por taparle la boca a Eduardo Zalamea Borda, que era mi gran amigo, o al menos que después llegó a ser mi gran amigo. Me senté y escribí el cuento, lo mandé a El Espectador. El segundo susto lo obtuve el domingo siguiente cuando abrí el periódico y a toda página estaba mi cuento con una nota donde Eduardo Zalamea Borda reconocía que se había equivocado, porque evidentemente con «ese cuento surgía el genio de la literatura colombiana» o algo parecido.



Esta vez sí que me enfermé y me dije: «¡En qué lío me he metido! ¿Y ahora qué hago para no hacer quedar mal a Eduardo Zalamea Borda?». Seguir escribiendo, era la respuesta. Siempre tenía frente a mí el problema de los temas: estaba obligado a buscarme el cuento para poderlo escribir.



Y esto me permite decirles una cosa que compruebo ahora, después de haber publicado cinco libros: el oficio de escritor es tal vez el único que se hace más difícil a medida que más se practica. La facilidad con que yo me senté a escribir aquel cuento una tarde no puede compararse con el trabajo que me cuesta ahora escribir una página. En cuanto a mi método de trabajo, es bastante coherente con esto que les estoy diciendo. Nunca sé cuánto voy a poder escribir ni qué voy a escribir. Espero que se me ocurra algo y, cuando se me ocurre una idea que juzgo buena para escribirla, me pongo a darle vueltas en la cabeza y dejo que se vaya madurando. Cuando la tengo terminada (y a veces pasan muchos años, como en el caso de Cien años de soledad, que pasé diecinueve años pensándola), cuando la tengo terminada, repito, entonces me siento a escribirla y ahí empieza la parte más difícil y la que más me aburre. Porque lo más delicioso de la historia es concebirla, irla redondeando, dándole vueltas y revueltas, de manera que a la hora de sentarse a escribirla ya no le interesa a uno mucho, o al menos a mí no me interesa mucho; la idea que le da vueltas.





Les voy a contar, por ejemplo, la idea que me está dando vueltas en la cabeza hace ya varios años y sospecho que la tengo ya bastante redonda. Se las cuento ahora, porque seguramente cuando la escriba, no sé cuándo, ustedes la van a encontrar completamente distinta y podrán observar en qué forma evolucionó. Imagínense un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de diecisiete y una hija menor de catorce. Está sirviéndoles el desayuno a sus hijos y se le advierte una expresión muy preocupada. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella responde: «No sé, pero he amanecido con el pensamiento de que algo muy grave va a suceder en este pueblo».





Ellos se ríen de ella, dicen que ésos son presentimientos de vieja, cosas que pasan. El hijo se va a jugar billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el adversario le dice: «Te apuesto un peso a que no la haces». Todos se ríen, él se ríe, tira la carambola y no la hace. Paga un peso y le pregunta: «¿Pero qué pasó, si era una carambola tan sencilla?». Dice: «Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi mamá esta mañana sobre algo grave que va a suceder en este pueblo». Todos se ríen de él y el que se ha ganado el peso regresa a su casa, donde está su mamá y una prima o una nieta o en fin, cualquier parienta. Feliz con su peso dice: «Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla, porque es un tonto». «¿Y por qué es un tonto?». Dice: «Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado por la preocupación de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo».







Entonces le dice la mamá: «No te burles de los presentimientos de los viejos, porque a veces salen». La parienta lo oye y va a comprar carne. Ella dice al carnicero: «Véndame una libra de carne» y, en el momento en que está cortando, agrega: «Mejor véndame dos porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado». El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar una libra de carne, le dice: «Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se está preparando, y andan comprando cosas».







Entonces la vieja responde: «Tengo varios hijos; mire, mejor déme cuatro libras». Se lleva cuatro libras y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo en el pueblo está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, hace calor como siempre. Alguien dice: «Se han dado cuenta del calor que está haciendo?». «Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor.» Tanto calor que es un pueblo donde todos los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos. «Sin embargo -dice uno-, nunca a esta hora ha hecho tanto calor.» «Sí, pero no tanto calor como ahora.» Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz: «Hay un pajarito en la plaza». Y viene todo el mundo espantado a ver el pajarito.







«Pero, señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.» «Sí, pero nunca a esta hora.» Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo. «Yo sí soy muy macho -grita uno-, yo me voy.» Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en que dicen: «Si éste se atreve a irse, pues nosotros también nos vamos», y empiezan a desmantelar literalmente al pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo. Y uno de los últimos que abandona el pueblo dice: «Que no venga la desgracia a caer sobre todo lo que queda de nuestra casa» y entonces incendia la casa y otros incendian otras casas. Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio clamando: «Yo lo dije, que algo muy grave iba a pasar y me dijeron que estaba loca».